II Capitulo 3. ¿Charlie qué has hecho?

2524 Words
Puv Charlotte Desde el momento en que puse un pie en New York, sabía que todo saldría mal. Con una llamada a Colson, mi amigo de la adolescencia Hacker, hacíamos trabajos ocasionales juntos y durante los últimos cinco años tuvimos un contacto casi constante sobre nuestras vidas. Habíamos pirateado los servidores federales, logramos pasar sus corta fuegos y redireccionar nuestra señal IP para no ser hallados, incluso en la Deep Web encontramos algunos archivos especiales que podrían sernos de utilidad, Charlie efectivamente había sido capturado por la DEA y como si eso no fuera suficiente, el FBI lo tenía fichado por diferentes cargos. ¿Cómo había conseguido que las organizaciones federales fueran tras él? ¿Acaso seria toda una trampa? No solo necesitaba ser rescatado, necesitaba que pasara con urgencia, pues podría ser condenado a la pena de muerte. En la información que había leído en el vuelo eterno de nueve horas, halle nuestros expedientes con nombre de cada persona de mi vida anterior, encabezados por Trevor Olivieri y los primos de Itzae. Mi expediente era algo bastante particular, tenían unas teorías de lo más interesantes sobre mi vida en aquella época, afirmaban que había sostenido una relación amorosa con ambos narcos y aparentemente la muerte de mi chico Mexicano fue por una disputa entre ellos por mí. No sabía si reírme o llorar. ¿Quién rayos había escrito esta estupidez? No había leído tantas sandeces juntas, me gustaría golpear a la persona que me perfilo, lo único bueno era que no había más que una foto mía llegando a un aeropuerto ruso junto a Dimitri, ni rastro de mi embarazo o mi vida desde entonces, me habían clasificado como un Eneatipo 7. "...Destaca por una búsqueda constante de placer, aventura, intensidad y diversidad. Le cuesta afrontar situaciones dolorosas o tediosas de la vida. Intenta evadir el aburrimiento y el dolor manteniendo altos niveles de excitación, realizando muchas actividades al mismo tiempo, está siempre en movimiento y deja muchas posibilidades abiertas..." Simplemente increíble. Era una adicta a la adrenalina, incapaz de sentir dolor y nunca cerraba ciclo, bueno, Trevor y mi familia tendrían una opinión diferente, Hijos de Puta. "...Tiene la falsa idea que es más fácil evitar una situación dolorosa que afrontarla y responsabilizarse de ella. Idealiza la idea de estar bien, asumiendo situaciones riesgosas y altamente comprometedoras, su mayor miedo es verse sin nada, sentirse frustrada, atrapada y limitada en una situación" Es ultima frase tenia razón, ¿Pero quien en su sano juicio no tendría miedo de eso? Después de trabajar arduamente por años y perder todo, cualquiera perdería la cabeza. Me consideraban una persona altamente manipuladora, hedonista y planificadora. No tenían rastro de la gente que había matado o de mi hijo, lo cual me hacía sonreír, tanta investigación y aún se tropezaban con la verdad delante de sus ojos. Pero no dejaba de ser terriblemente preocupante que supieran tantas cosas, Zsa Zsa estaba por arribar al JFK después de haber entregado a Alessandro con Dimka, aunque la pobre había estado volando por tanto tiempo consiguió dormir profundamente en el avión. Por suerte, logre conseguir un vuelo directo que la traería en solo diez horas, el precio era algo irrisorio pero cada centavo lo valía. Mi chica era una especie de demonio, insaciable con sed de venganza, habíamos formando un vínculo tan fuerte a lo largo de estos años que al pedirle ayuda para rescatar a mi hermano acepto sin pensarlo. No sabía aún la magnitud del problema al que nos enfrentábamos, pero confiaba en Dios y mi familia para salir de esta situación, debía analizar muy bien la situación antes de anunciarles a todos que estaba de nuevo en el país. Me había cuidado mucho del reconocimiento facial en las diferentes cámaras de los aeropuertos, había teñido mi cabello rubio, usaba lentillas de color café y un gel especial que recubría mis huellas dactilares, se hacía en una maquina específica que imprimía un código único que me permitía cambiar mi identidad a conveniencia, si mi hermano se convirtió en una prioridad para la agencia, mi presencia solo incrementaría el nivel de alerta. Estaba tomando café en StarBucks cuando mire el reloj de mí muñeca, ya pronto desembarcarían debía apresurarme. Me acerque a la salida de pasajeros asignada cuando mi amiga llego con una mochila en sus hombros y una mirada asesina, dispuesta a todo, amaba su nivel de compromiso. Llevaba un top sin tirantes dorado, un collar trenzado en su cuello y una barra colgante que caía directamente en su escote, bien enfundada en unos pantalones de cuero, tan diferente a su uniforme quirúrgico para tratar con los niños, esta era mi verdadera amiga, no aquella típica que escondía un c*****r por ti, si no aquella que podía matar como un favor, sin hacer preguntas y se llevaría los secretos a la tumba sin cuestionar por qué. Una asesina/Contadora/Mafiosa/Niñera. Nos dirigimos hacia un auto que había comprado de contado, hace dos días para facilitar nuestra movilización, las transacciones en efectivo eran las mejores, sin rastros. Era un sedán n***o, bastante común y vidrios polarizados, nos reunimos en un ático que había alquilado en la zona de Upper East Side, una exclusiva zona residencial, la mejor forma de esconderse es a simple vista, esperaban una respuesta por parte mía seguramente, por mis nexos con el cartel y mi cercanía con Charlie. Era más que evidente que planeaban, una emboscada. Había convocado un grupo elite de hackers para acorralar a los investigadores que llevaban el caso, conocía su ubicación en tiempo real, interceptar sus llamadas y mensajes de textos, sus conexiones familiares o con la institución. Si esto era una guerra, preparaba cualquier munición que pudiera darme la ventaja en la batalla. Entre a los expedientes que clasificaban a los gemelos y Noah como facilitadores de actividades delictivas, había fotos y testimonios que los situaban en varias fiestas, eventos e incluso gozando de los favores de Itzae, mi mexicano no podía negarle nada a mi familia para divertirse. Odiaba que la ley empañara aquellos recuerdos maravillosos de mi juventud, aunque no se les consideraba cómplices de actividades criminales, al menos hasta ahora, debía reconocer que si habían gozado de muchos beneficios del dinero de las drogas y esto podía arriesgarlos a ir presos. Su única ventaja era que, para el momento de las fotos, Itzae no tenia ninguna investigación abierta, ni siquiera el jefe de la organización. En comunicaciones interceptadas, los federales hablaban acerca de una operación encubierta y usarme como un medio para atrapar a los primos... No ultimaban detalles y lamentaba profundamente que estas cosas no fueran esclarecedoras para nosotros, no había más registros que respaldaran aquellas afirmaciones. Era todo una trampa y mi hermano era la carnada. Pero estaban equivocados, si el cartel tenía topos, ciertamente no era mi problema, no caería en sus jugarretas para hacer movilizar a la organización, ni daría mi brazo a torcer para obtener la liberación de mi hermano, si aún no habían emitido órdenes de captura, era porque carecían de las pruebas necesarias para que un juez les concediera una orden. No arriesgaría mi vida, ni la de mi familia por ayudarlos en su cruzada contra las drogas. Mientras esperábamos información contundente para trazar el plan de acción, podía ver a mi hermano a través de las cámaras de seguridad, un sentimiento de añoranza se apodero de mi cuerpo, no pude evitar que mi mano a través de la pantalla, habíamos pasado mucho tiempo separados, pasé saliva, cuanto lo extrañaba, hacia años no lo veía. Había cambiado un poco, su barba se había hecho más prominente, su cara adquirido rasgos marcados, una nostalgia profunda me invadió, debía salvarlo, se encontraba en una celda altamente custodiada. Todos los días lo llevaban a la sala de interrogación, volvía con moretones y rasguños, uno pensaría que existiría cierta diplomacia, por los derechos humanos, pero al parecer habían cambiado sus técnicas de interrogación por las del cartel. Era atípico este procedimiento, bueno, eso esperaría una persona normal, pero aquí están dañando a mi hermano, buscando quebrarlo para que entregue al cartel. Mi familia era Leal. No sólo no hablaría, en cuanto pudiera comunicarse con las personas adecuadas, les daría todos los datos de quienes lo habían torturado para que los eliminaran, no permitiría que lo engañaran para ser chivo expiatorio, él no era esa clase de persona, primero moriría. No iba a permitir que lo asesinaran, debía iniciar un plan de acción. Así que fui a ver a la firma Kirkland & Elis, eran el mejor buffet de abogados del país, estuve analizando sus fluctuaciones de dinero del año anterior facturaron más 3,700 millones de dólares, solo se conseguía esa cantidad ganando los casos, justo lo que mi hermano necesitaba. Lograrían dignificar el trato que mi hermano estaba teniendo y sacarlo bajo fianza, necesitaba tenerlo conmigo, seguro, quería darle la seguridad que solo la familia podría proporcionarle. Recuerdo estar sentada en una oficina con una vista preferencial de la ciudad, nos encontrábamos en un piso realmente alto, los más de treinta pisos, me ponían algo nerviosa. Una abogada rubia de buen porte y ojos astutos, me miraba desde su sillón de cuero, sus uñas perfectamente arregladas me recordaban a los felinos que cazaba, leía entre líneas todas mis palabras, mientras le planteaba el caso de mis hermanos. Su boca se convirtió en una línea recta, sin perder el encanto, por su expresión podía ver que tenía opciones demasiado limitadas, su escritorio de cristal era como el gran muro de game of thrones, le brindaba un aire gélido al ambiente. Parecía estar calculando si podría o no pagarle los honorarios descomunales que iba a cobrarme por esto. Por esta misma razón, había decidido usar ropa de diseñador, acompañado de un bolso y unos tacones altos. -Escuche… el dinero no es un problema, quiero como mínimo una fianza para mi hermano, no importa el valor-la abogada parecía dubitativa ante mi información, rara vez tenía un derroche de generosidad como este, mis amigos cercanos solían gastarme bromas sobre lo ahorrativa que era, excepto con mi pequeño niño. Era necesario que supiera que daría todo lo que tenía y aquello que no, por protegerlo. Extendí una carpeta detallada con el expediente de mi hermano, también poseía las grabaciones de los interrogatorios, escenas de las torturas, audios de los agentes de la DEA y FBI, el informe del arresto y operación de incautamiento, los perfiles de los implicados y sus expedientes judiciales según perteneciera. Cuando termino de ver lo que tenía paso saliva, no solo entendió, mi nivel de alcance si no el peligro que podría representar para cualquiera que se pusiera en mi camino. -Esto no es admisible en la corte, ¿Lo sabe?, de hecho, la tenencia en poder de esto es ilegal y podrían arrestarla- sonreí de forma lobuna. -Hay algo llamado confidencialidad abogado-cliente y esto no pone en peligro la vida de nadie- comencé a levantarme de la silla bajo su mirada aguda, casi podía ver las tuercas de su cabeza girar haciendo cálculos- llámeme, en cuanto sepa la hora de liberación y el monto de la fianza- Habían pasado un par de días...sin novedades. La espera estaba matándome, permanecía demasiado lejos de mi hijo y sentía una culpa consumiéndome, nunca me había separado de él, pero no podía permitir que le hicieran daño a mi hermano, si debía pagar cárcel por sus crímenes lo haría, sin cargar con estas culpas demenciales que le aseveraban, no quería una inyección fatal o una condena cadena perpetua, necesitaba que redujeran los cargos o por lo menos le dieran la oportunidad de dilatar el proceso. Encontré la forma de contactarme con mi Sandro sin ser rastreada. - ¿Cariño? ¿Estás ahí? - sonaba entrecortado por el viento que corría seguramente donde estaba, un poco de ansiedad comenzó a invadirme, ¿Estaría bien? - ¿Madre? El tío Dimka me está enseñando a manejar una motocicleta- sentí como mis rodillas fallaban, mi pequeño estaba exponiéndose, Dimitri era un irresponsable, me iba a escuchar en cuanto pudiera, creó incluso escuchar una maldición al fondo proveniente del susodicho. -Cariño, pásame a Dimitri- tuve que repetir varias veces para que me escuchara, estaba comenzando a cabrearme seriamente. -Mami, él dice que no quiere hablar contigo-me puse roja de la molestia, uno lo enviaba a protegerlo y Dimka se negaba a cuidarlo-Digo, dice que él no está-una parte de mi quería reírse de lo absurda de la situación- mamá, mejor hablamos después, no sé lo que dice mi tío- -DILE QUE LO MATARE- alcance a gritar antes que colgara. Y como lo haría si llegaba a pasarle algo, lo mataría y enterraría varios metros bajo tierra, con razón le gustaba tanto ir a Rusia, manada de impudentes, debía seriamente considerar enviarlo a otro lugar. La próxima vez, tal vez con la madre de Itzae, ambos se llevaban tan bien juntos, era muy dulce verlos, solía decirme que le recordaba a su hijo a esa edad comentaba cuando tenía oportunidad y la llamada abuela, disfrutaba aprendiendo de la cultura y el idioma. Por otra parte, había logrado contactar con los mexicanos correctos y de sólo recordarlo me hacía hacer traquear mi cuello del estrés. Con el pasar del tiempo, habíamos decidido que tener una misma dirección de correo electrónico que consultábamos semanalmente en un día diferente cada uno, nos brindaba mayor seguridad no tener medios que nos conectaran, era nuestro puente de comunicación entre la madre de Itzae, Carlos y yo, cuando había alguna novedad hacíamos un mensaje de borrador que los demás consultaban, borraban o agregaban lo que les parecía pertinente. La madre de mi antiguo amado había estado de acuerdo en ayudar a mi hermano económicamente hablando, pero incluso con su poder tenía limites que no podía cruzar para ayudarme. Carlos había estado en total desacuerdo con socorrerlo, solo coincidían en que se debía pagar cárcel, era lo necesario para que la situación fuera olvidada y el cartel lo protegería de cualquier problema. No podía permitirme arriesgar a mi hermano, ni que cargara las culpas de otros. El cartel era sanguinario lo sabía, pero conocía a estas personas, habíamos pasado tiempo juntos y enterrado a uno de sus muertos, ¿Cómo podían darle la espalda después de involucrarlo? Me sentía frustrada y enojada, después de tantas cosas que habían unido a ambas familias, simplemente le daban la espalda a Charlie. No quería hablar con mis padres o mis otros hermanos, hasta donde tenía conocimiento ellos no estaban al tanto de la situación, ni de forma remota alcanzaría a imaginar la envergadura de este problema, pero al menos era un alivio para mí, no podría lidiar con la situación con mi madre llorando, mi padre gritando y... No podía imaginarlo. Una llamada me saco de mi ensimismamiento viendo por el ventanal del apartamento que rentamos, era la abogada. -Tengo buenas noticias, lo he conseguido...- sentí como si el alma me volviera al cuerpo, había conseguido liberarlo para esta tarde, si conseguía el valor de la fianza. Un valorcito cuestionable. 3.5 Millones de Dólares. ¿De donde iba a sacar aquella cantidad de dinero?
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