Yo no soy de las que arañan y jalan cabellos. En lugar de eso, le lancé un derechazo que le volteó la cara, y un mechón de su cabello oscuro se escapó de su coleta desordenada, ondeando en el aire. —¡Alejate del hombre de mi amiga o te juro que te tumbare todos los dientes y te dejare calva de por vida! ¡Arrancaré tus cabellos uno por uno y haré que te los tragues todos! —amenacé con furia, sintiendo la adrenalina correr por mis venas, mi corazón latía con fuerza en mi pecho, bombeando una mezcla de malicia y determinación. Brillante, una idea nueva para mi próxima novela, pensé sarcásticamente, notando el brillo metálico en sus ojos mientras sostenía su mirada desafiante. —Eres una... —intentó responder, pero no le di la oportunidad. Mis manos temblaban ligeramente por la emoción mien