—¿Mami, dónde está papá? —preguntaba mi pequeño Mathias con sus grandes ojos llenos de curiosidad mientras jugueteaba con su osito de peluche. No sabía qué decirle. No podía contarle a mi hijo que su papá nunca volvería a vivir con nosotros. —Él... —dudé, tratando de encontrar las palabras adecuadas mientras acariciaba su cabello suavemente. —¿Mami, papá te hizo llorar de nuevo? Dime si lo hizo y le daré una patada en el tobillo. No quiero que te haga llorar jamás. Yo quiero verte siempre riendo. Despeiné su cabello mientras él permanecía recostado en su cama, rodeado de sus juguetes favoritos. —No, mi amor. Le di una patada en el tobillo. Él no me hará llorar jamás. —me acosté a su lado en la cama y él me abrazó con fuerza, buscando consuelo en mi presencia. —¿Mami, eso quiere decir