Un gesto de asombro se mostró en el rostro de Sam cuando esa misma noche abrió la puerta de su departamento y vio en el umbral a Alessandro, los últimos días le había sido imposible verlo, puesto que Michele, como el cuervo que era también en la oficina, la había mantenido demasiado ocupada en la computadora y de la misma forma, había tenido a Alessandro ocupado en los diferentes almacenes. Ambos habían visto la tensión en el líder de la mafia a causa de sus recientes peleas con su esposa, pero se mantenían al margen de sus problemas maritales. —¿No me invitaras a pasar? —preguntó Alessandro cunado Sam tardó un par de segundos viendo su rostro sin mover un solo musculo ante su presencia; la rubia se quitó del paso y soltó el agarre en la puerta para permitirle el acceso y luego cerró l