Sam había estado sumergida en su investigación, a pasar de la presión que ocasionaba el estar en el mismo espacio que Michele Brown, algo que para nada era fácil, constantemente había soportado sus intensas miradas sobre ella, a veces parecía que Michele gozaba de amedrentar a la gente. Y en ese, que pareció ser el día más largo de su vida; había resuelto cada una de las pistas. Revisó una y otra vez los registros de acceso y los patrones de uso. Todo parecía apuntar a Isabela. Los horarios y la terminal coincidían exactamente. A medida que había repasado cada uno de los datos, su certeza incrementaba, Isabela era la intrusa, tenía que ser ella. Sin embargo, al comunicarle a Michele que todos los indicios apuntaban a Isabela. El mafioso observó las pruebas detenidamente y después de un mom
