En su habitación, preparándose para el momento más importantes de su vida, se encontraba Katherine. Al fin había llegado el tan esperado día y Kath observó una vez más el vestido que colgaba en un maniquí dentro de su vestidor, apreciando los hermosos destellos de encaje y seda que lucían encantadores sobre la tela, Kath soltó un largo suspiro, se había duchado, su cabello estaba arreglado con unas hermosas hondas y recogido solo por la mitad. Sus ojos detallaron la cola larga y el corsé ajustado que acentuaban su figura, cada detalle estaba perfectamente trabajado. Esa mañana Kristen le ayudó a vestirse con cuidado y asegurándose de que todo estuviera en su lugar. —Es precioso —dijo su madre, al verla por completo arreglada, tratando de mantener el control de sus emociones, pero sin evi