Esa noche fue sin duda otra velada inolvidable para Selena, Derek marcó a fuego su piel, la hizo estremecerse desde la punta de los dedos de los pies hasta la punta de los dedos de sus manos, hizo temblar todo su cuerpo y no dejó lugar inexplorado por sus labios ardientes y su lengua traviesa. El alivio de ese deseo burbujeante que había estado conteniendo hacia él fue liberador, pero Selena siguió deseándolo… y él siguió complaciéndola… una y otra y otra y otra vez, haciéndola desfallecer de placer. Durmió abrazada a él, pero sabiendo que ese hombre nunca iba a ser suyo, aunque no es que ella lo quisiera… no con lo arrogante que era y la forma en la que la había tratado después de su primera noche juntos. Al día siguiente, Derek llevó a Selena a su departamento y ella prefirió no ha