—Hola, nena —saludó con diversión Derek, mientras Selena parecía a punto de caerse de su silla. ¡¿Jonathan lo envió allí?! ¡¿Y cómo lo hizo tan rápido?! ¡¿Por qué tuvo que venir precisamente él?! ¡Creyó que Angela iba a enviar a Jonathan! —¿Qué haces tú aquí? —preguntó intentando no gritar, pues aún tenía miedo de que pudiera escucharla alguno de los que la perseguían. Derek rodeó la mesa y jaló una silla para sentarse frente a ella, para luego pedir a una mesera que se acercara, con toda la tranquilidad del mundo, ignorando su rostro desencajado. —¿Qué quieres de comer, nena? Pide lo que quieras, pagaré tu cuenta anterior y todo lo que necesites, tanto tú como mis cachorros —afirmó él con determinación y una enorme sonrisa—. Y espero que hayas estado comiendo bien estos días, ¿te l