Selena por un momento no supo qué hacer, casi se pone a hiperventilar, pero Derek tomó su mano y la miró fijamente a los ojos. —Vamos, no hay tiempo que perder. —La hizo avanzar un par de pasos y ella por fin pudo reaccionar, y ambos comenzaron a correr. Salieron rápidamente del departamento, dejando los sándwiches a medio comer. Selena no podía dejar de pensar en su amiga que, para ella, era su única y verdadera familia, y tenía que conocer a sus sobrinos, consentirlos y abrazarlos… ser la tía mimosa que siempre quiso ser. Saraí Monteverde siempre había sido una niña mimada insoportable que jamás había considerado a su padre y, mucho menos, la había considerado a ella después de ser repudiada. Su verdadera hermana era Ángela y nadie más. Si algo le sucedía a Ángela, su vida iría en