Jonathan caminaba a paso rápido junto a Derek por el largo pasillo de la mansión, de camino a ver a los traidores, pero con su mente abrumada por la preocupación por Ángela.
No podía sacarse de la cabeza la imagen de su chica angustiada e indefensa postrada en una cama de hospital, enfrentando el peligro mientras él no podía hacer más que estar al tanto desde la distancia.
—Derek, debemos asignar seguridad a Ángela de inmediato —insistió Jonathan, su tono denotando urgencia—. No podemos permitir que vuelva a estar en peligro, especialmente después de lo que acaba de informarme. Ya la lastimaron una vez, no podemos permitir que vuelvan a hacerle algo.
Derek frunció el ceño, su preocupación estaba centrada en Selena y la situación con los lobos heridos, por lo que no parecía prestar much
