Selena, con ayuda de su loba, Selin, finalmente había llegado al hotel en la montaña y estaba lista para empezar con su “retiro”, pero lo primero sería ubicar un lugar para cambiar de forma y vestirse.
Miró hacia los lados y vio que en las inmediaciones había unos cuantos turistas acercándose.
El trayecto había sido difícil, recorrer la montaña como una loba embarazada no era tan fácil como Selena había pensado. Tenía que cuidar su abdomen mientras saltaba entre rocas, mientras trepaba, mientras se movía entre las raíces de los árboles, e, incluso, cuando atravesó un par de riachuelos, uno de los cuales lograba cubrir hasta la mitad a Selin.
Le daba mucho miedo perderse, caerse o sufrir un accidente que afectara a sus cachorros y ese estrés también la hacía sentirse muy nerviosa y le p
