Ángela no podía creer lo que acababa de escuchar. Tanto que había insistido en proteger a su mejor amiga, su hermana de la vida, y a sus sobrinos, tanto esfuerzo que había puesto en ocuparse de ellos, y hasta había enfrentado a un demente que la había apuñalado y le había dejado el cuerpo destrozado y una cicatriz en el centro del abdomen por la laparotomía, además de perder parte de su intestino delgado. Tanto había sufrido para que ellos estuvieran bien y tanto que había luchado por sobrevivir luego de aquel ataque que sufrió y… ahora resultaba que… ¿quizás nunca volvería a ver a su amiga? ¿Quizás nunca conocería a sus sobrinos? —¿Qué acabas de decir, Jonathan Daurella? —pidió que repitiera ella, intentando mantener la calma, pero apretando con fuerza los puños, porque sabía perfect