En medio de su aproximación podía percibir su desmesurada cercanía, esa que me hacía escuchar su susurro en mi oreja. —¿Estás preparado? Como si en ese momento estuviese absorto, solo asentí para dejarme llevar por ese beso que iniciaba. A pesar de haber visto cómo iniciar y que es lo que se supone que se hace en este tipo de actos, la excitación y lo que ella me genera me hacía complicado llevarlo a cabo. Dejándome llevar por ese deseo descomunal que me produce, el cual había estado ignorando, en esta ocasión lo desataría. Tenía presente que el mantener relaciones era algo que al parecer Philips no había experimentado antes, por ello debía ser lo más gráfica posible. Seguido de ese beso que sería la antesala a ese placer inminente, empecé a bajar, mi lengua en ese instante era com