Jackson Heights- New- York, Usa. Horas después de esos duros momentos Joaquín y Santiago se encontraban sentados en El paisa Bar, más conocido como el bar de los despechados bebiendo sin reparo. —Ves parce, por eso te digo pues, que todas las mujeres son iguales, te juran que te aman y después salen con sorpresitas. —Yo no puedo creer que Alba, haya sido capaz de mentirme de esa manera. Yo la amo hermano...—comentó Santiago con lágrimas en los ojos, alzó su copa de aguardiente, el dolor que sentía en su alma era tal, que lo fuerte de la bebida no hacía estragos en él. —Vos sos más que un hermano para mí —dijo Joaquín rodeando con su brazo a su amigo. —Brindemos por esas ingratas. ¡Salud! Ambos bebieron de sus copas. El joven Duque por más que trataba de aparentar fortaleza, no podía,