Alba colgó la llamada, una delgada línea se formó en sus labios, no le gustó que tanto su madre y su tía, pensaran que Santiago, solo quería burlarse de ella. El timbre de su departamento sonó, se acercó a la puerta, miró por el agujero, era su amiga Angélica, abrió de inmediato, mientras de nuevo se disfrazaban, le contó lo que ocurrió la noche anterior. —¿Es en serio? ¡No lo puedo creer!, ¿Te pidió ser su novia? —Si lo soy. —Ambas se abrazaron y dieron gritos de emoción—. Ahora más que nunca debes lucir como la prometida del apuesto Santiago Vidal. Angélica volvió a convencer a su amiga, de continuar con la mentira. Llegaron a la universidad, y la mirada de Alba se iluminó por completo al ver a su chico esperándola en la puerta del edificio de la facultad. El estómago de la joven s