María Paz resopló y se puso de pie. —No comprendo bien esa historia ni las causas exactas de ese matrimonio; si te dijera que no te creo te mentiría, porque a pesar de que me ocultaste tu estado civil, yo confío en tu palabra. —¿Entonces me perdonás? —preguntó él sintiendo su corazón agitado. —Esto no tiene nada que ver con el perdón Joaquín, sino con la confianza, yo te pedí que fueras honesto conmigo, que confiaras en mí como yo confió en ti, no te hubiera juzgado... nunca lo he hecho. La azulada mirada del chico perdió el brillo, entristeció ante las palabras de su novia. —Es que tenía miedo, temor de perderte... Yo no puedo vivir sin vos. —Me convertí en tu amante sin saberlo, y no es ningún reproche no, yo asumo las consecuencias de mis actos, yo no soy una niña caprichosa que v