Jackson Heights- New- York, Usa. Alba cubrió con una almohada sus oídos, arrugó el ceño al no saber quién tocaba tan temprano a su puerta, estiró sus brazos y bajó de la cama para ir a abrir. Angélica con su amplia sonrisa pasó al apartamento con varias bolsas en sus manos. —Buenos días, cenicienta, tu hada madrina llegó —expuso con orgullo—. Voy a convertirte en princesa. Angélica tomó del brazo a su amiga y se la llevó a la habitación, el invierno se aproximaba en la ciudad, y por lo tanto el clima era algo frío, es así que Angélica se había traído de la boutique donde ella laboraba, varios jeans y camisetas, bolsos, abrigos, y otras prendas más, todas de las mejores marcas. —¡Te volviste loca! —exclamó llevándose las manos a la boca Alba, al mirar aquel vestuario que ni en sus