Punto de vista de Brooke
Pasó una semana desde mi cita con Alessandro. A pesar de su propuesta y mi enfado por dicha propuesta, no podía sacarlo de mi mente. Lo investigué, solo encontrando información sobre sus tratos comerciales.
Por supuesto, sus actividades ilegales no se transmitirían en la red mundial. No puedes googlear esa mierda.
Black Industries hizo mucho bien por la ciudad, pero no podía mirar más allá de lo que escondía.
Estaba caminando por el patio, dirigiéndome a un grupo de estudio para una de mis clases de investigación. Eran poco más de las seis de la tarde y el campus estaba oscuro. Estaba escuchando algo de música en mi iPod. Estaba casi en la biblioteca cuando sentí que tiraban de mi bolso. Caí hacia atrás con un grito agudo.
—¡Mierda!
Un hombre con una chaqueta oscura, ojos y cabello oscuro se paró sobre mí. Sentí algo presionado contra mi cuello.
—¿Conoces a Black?— gruñó.
—¿Quién?— Pregunté, retorciéndose y tratando de escapar. Me levantó con facilidad, presionándome contra la pared de ladrillo de uno de los edificios— ¡No me hagas daño!
Me miró, golpeando mi cara y enviándome volando.
—¡Black! ¡Alessandro Black! ¿Lo conoces?
—Casualmente. Ha venido a un restaurante local donde trabajo— divagué. Me golpearon de nuevo, esta vez en el estómago— ¡Eso es todo! ¡Lo juro!
—Mientes, perra— espetó, empujándome contra la pared y tomando mi rostro con su mano— Te vi entrar en su vehículo blindado. Seguí a ese marica. Cuéntame todo sobre él
—No sé nada— sollocé mientras clavaba sus dedos en mi cara— ¡Por favor! No sé lo que quieres
Gruñó, golpeándome y haciéndome caer al suelo. Vi estrellas, mi cabeza palpitaba. Sacudiendo la cabeza, me levanté y salí corriendo. Cogí un taxi y volví a mi apartamento. Apenas estaba manteniéndolo unido. Usando el dinero que Alessandro me había dado como propina, salí del taxi y subí a mi apartamento, viendo que la puerta estaba abierta.
Mi apartamento había sido destrozado.
—¡No! ¡No! Esto...— Metí la mano en mi bolsillo y saqué mi teléfono celular. Quería llamar al tío Jimmy, pero esto fue demasiado. Marqué el número que había programado en mi teléfono, pero nunca pensé que lo usaría.
—Black— dijo bruscamente.
—Alessandro— sollocé— Yo…
—Estoy en camino, dolce— ronroneó— Estoy en camino.
XXX
Punto de vista de Alessandro
—Conduce más rápido— le susurré a Jason
—Estamos a menos de un minuto, jefe— susurró.
Nos detuvimos frente al edificio de apartamentos de Brooke. Corrí escaleras arriba, buscando frenéticamente a mi chica. La puerta de su apartamento había sido eliminada y cuando entré, vi que el hogareño apartamento estaba hecho trizas. Las flores que le había comprado, aplastadas en el suelo y el jarrón hecho añicos. Escuché sollozos y entré a su habitación, viendo a Brooke acurrucada sobre un desorden de ropa. Su cola de caballo estaba despeinada. Vi rojo cuando miré su cara. Tenía un ojo morado y le salía sangre por la nariz. También vi una marca de mano alrededor de su cuello.
—Dolce— susurré, acercándome a ella lentamente. Ella me miró, el miedo aún atravesando su mirada— No te haré daño
—Un tipo... él...— gritó— Estaba haciendo preguntas sobre ti. Él…— Ella presionó una mano contra su mejilla.
Me incliné, tomándola en mis brazos y ella arrojó sus brazos alrededor de mi cuello.
—Te tengo, Brooke— dije, sosteniéndola cerca de mi cuerpo. La saqué del apartamento, llamando la atención de Jason.
Él asintió, diciendo que limpiaría el desastre. Sin embargo, si tuviera mi palabra, ella ya no estaría en ese apartamento nunca más. La cargué escaleras abajo y la puse en el asiento del pasajero. Me alejé de su apartamento cuando llegó Seth, el guardaespaldas de Enzo y su contacto en el Departamento de Policía de Chicago. Brooke no me dijo nada. Estaba acurrucada en una pequeña bola en el asiento delantero, su cuerpo atormentado por escalofríos. Me detuve en el garaje de mi condominio.
—Dolce— dije, alcanzando la consola. Saltó cuando mi mano tomó la suya— Lo siento... Lo siento mucho por asustarte.
—¿Dónde estamos?— preguntó ella, mirándome.
—Mi casa. Por favor, ven conmigo?
Ella asintió. Abrí su puerta y la envolví en mis brazos. Se derritió contra mí, su cuerpo aún temblaba. Arriba en mi condominio, Alicia nos estaba esperando.
—No sé qué pasó
—Le dieron una paliza los muy salvajes— se quejó Alicia. Brooke se alejó de ella— Lo siento. Soy Alicia. Soy tu médico por la noche. Ven conmigo
Las dos fueron a una de las habitaciones de invitados y yo me ocupé en la cocina, preparando té caliente y tratando de no tirar de mi cabello cuando escuché llorar a Brooke. Alicia volvió a salir, poniendo su maletín n***o de médico sobre el mostrador.
—Tiene una conmoción cerebral leve y algunas costillas magulladas. Se bañó y luego le vendé las costillas, te robé una de tus camisas y algunos calzoncillos. También le di un sedante suave
—¿Ella…?— pregunté— ¿Fue violada?
—No. Solo las marcas físicas— se encogió de hombros— Quienquiera que haya hecho esto era jodidamente enorme y no gentil— Alicia me dio una tierna sonrisa— Ella te gusta.
—Lo hace— murmuré.
—Bien. Ella encaja mejor contigo que las zorras de Leon— resopló— Te enviaré mi factura
Después de que Alicia se fue, tomé el té y fui a la habitación de invitados. Brooke estaba acurrucada en una pequeña bola. Ya no estaba temblando. Ahora, estaba mirando fijamente por la ventana.
—¿Dolce?— le pregunté. Ella parpadeó y me miró— Tengo un poco de té para ti— Se sentó, moviéndose lentamente. Se lo entregué y ella lo bebió, tarareando en agradecimiento— Tengo que preguntar. ¿Por qué me llamaste, Brooke? Dijiste...
—El tipo preguntó por ti— dijo, con voz hueca— Yo no… no podría llamar al tío Jimmy. Yo…— Las lágrimas rodaron por sus mejillas. Me senté, limpiándolas con ternura— Me enseñaron que un hombre nunca debe golpear a una mujer. Él lo hizo
—Lo sé y lo siento mucho. Cuando lo encontremos, pagará por lo que te hizo— dije, tratando de mantener mi voz tranquila.
—¿Vas a matarlo?— ella preguntó.
Sí, no pienso permitir que un bastardo te toque y salga vivo de eso.
—Si eso es lo que quieres— respondí.
—Nadie debería morir por mi culpa— frunció el ceño. Ella bostezó— La medicación que me dio Alicia, me está agotando.
—Duerme. Me aseguraré de que estés a salvo— le dije.
Terminó su té y se durmió. Me senté a su lado, pasando mis dedos por su cabello y deseando poder quitarle el dolor.
Alrededor de la una de la mañana, Jason me envió un mensaje de texto y dijo que encontraron pelos, fibras y huellas dactilares. La amiga detective de Seth, Clara, iba a procesarlo por nosotros. Quienquiera que irrumpió en el apartamento de Brooke fue descuidado. Me metí en la cama con ella, acostándome encima del edredón. Tenía pesadillas, lloraba de dolor. Eventualmente la sostuve en mis brazos hasta que se calmó. Me quedé allí, a la deriva con esta chica dulce e inocente que había sido golpeada por su asociación conmigo.
Eres un maldito monstruo, Black. Ella es inocente y mira lo que pasó
XXX
Temprano a la mañana siguiente, me desperté con un sobresalto. Brooke estaba sentada frente a mí. Los moretones en su rostro se veían peor. Estaba jugando ociosamente con mis dedos y trazando las cicatrices que había tenido en mis nudillos de varias peleas.
—Háblame, Brooke— susurré.
—¿A cuántas personas has matado?— ella preguntó.
—Veintidós— respondí— Todos ellos muy mala gente, asesinos, violadores y…
—¿Alguna vez has matado a alguien que no lo merecía?
—No— respondí.
—¿Puedes protegerme? ¿Proteger a mi familia?— preguntó, sus ojos mirándome— No quiero sentir lo que sentí anoche. Ese miedo. No quiero que el tío Jimmy...
—Moriría por ti, Brooke— dije honestamente.
—Un año— murmuró— Acepto casarme pero solo por un año....
—Después de un compromiso, por supuesto— me reí entre dientes— Soy el hijo mayor y mi mamá quiere planear una boda
Con un suspiro, me miró e hizo una mueca.
—Parece que me voy a casar con la mafia