Los dos gemelos no podían creer lo que sus ojos estaban observando. Su padre había llegado después de tantos meses ausencia a la ciudad (y en la peor de las situaciones). Eros y Hera fueron los primeros en pararse para poder darle un fugaz abrazo a Cesar, mientras que Artemisa fue la tercera persona en pararse y saludarlo con una sonrisa de nerviosismo en su rostro. — Vaya, ¿quién diría que Artemisa tendría las mejores facciones de mi querido amigo? — Sonrió mientras observaba a la castaña — Te ves muy bonita hija — Isa le sonrió de agradecimiento y asintió. — Muchas gracias señor Black, es un gusto volver a verlo después de tantos años — Habló la castaña. — No sabíamos que ibas a regresar tan pronto a la ciudad Cesar — Hera agregó mientras le sonreía de oreja a oreja —