El comedor tenía capacidad para doce personas y por lo general solo dos comían, ese día no fue diferente, Cristián se sentó en la cabecera y a su lado vio a su hija, su largo cabello castaño y ondulado era igual al de Amelia, pero su rostro era más triangular y era mucho más hermosa que su madre. Erika notó la mirada fija y entreabrió los labios, pero no fue capaz de poner sus inquietudes en palabras – la señora, dijo que me llevaría de compras. – Yo se lo pedí, necesitas ropa nueva para todo tipo de ocasiones – habló mientras comía y le sonrió – pagaré por todo, así que no te contengas, vestidos, zapatos, sombreros, accesorios, compra todo lo que quieras, no pienses en el costo. Erika prefería usar el único vestido que tenía antes que salir de compras con esa mujer y no entendía por qu