Si alguien me dijese que yo me habría vuelto la vocera de Aidan Bryrne hace cinco años, me hubiese reído en su cara. Sobre todo si me asegurase que no es que él fuese el que me daba la información tal cual, sino que yo mentía parcialmente y era yo la que daba las órdenes. Tal cual como si fuese él. Como si estuviese en sus putos cinco sentidos, pero ese hombre no lo estaba para nada. Después de esa horrorosa noche pasaron tantas cosas y mentí tantas veces que es difícil hacer un resumen detallado en su totalidad. Entre lo que cabe todo salió “bien”. Me quedé sentada frente a Aidan por 30 minutos en esas escaleras esa noche. A los 30 minutos fue que sus sollozos se calmaron, y al hacerlo le dije lo que había dicho. Que fue un juego s****l que salió mal, que estaba bebido, que no hablase