A mis 27 años de vida, si algo había aprendido sobre la sexualidad era que el placer durante el sexo estaba relacionado con el empeño y la creatividad. Cosa de las cuales carecía como mujer en estos momentos en esta cama.
Estaba tumbada en cuatro en el colchón de un motel con mi novio José, el cual se dedicaba a darme todo su entusiasmo s****l arrodillado por detrás de mí. Pero ¿lo disfrutaba?
Por supuesto que no. ¿Cómo podría disfrutar del sexo cuando estaba tan cansada por el vuelo ida y vuelta que tomamos a Toronto de improviso hoy? O ¿cómo ser creativa cuando solo podía tener sexo con él en posiciones en las que no viese mi rostro adormilado?
José había sido conciso conmigo. Si priorizaba otra vez mi trabajo por encima de nuestro noviazgo de 11 meses y 29 días, el más largo y estable que había tenido, me cortaba. Yo no quería eso obviamente. José me gustaba mucho y de hecho era un buen amante, solo que las mujeres no podemos separar las emociones del sexo y mi cabeza estaba en el trabajo, otra vez.
El cuervo me ordenó que estuviese al tanto de un correo con un presupuesto vital para el cierre del contrato que hizo en Toronto. Al recibirlo debía analizarlo, subirlo a la base de datos y reenviarlo a la directiva. Por lo que mi atención mientras hacía prácticamente de muñeca s****l de mi pareja, estaba en el celular en la mesa de noche.
─ ¿Te gusta cómo te doy puta? ─ gruñe José aumentando sus movimientos ─ dímelo, dímelo.
─ Siiii, siii ─ grito en una imitación barata de placer.
Pero mi actuación de estrella porno no dura mucho porque mi celular comienza a vibrar. Solo vibraba con esa secuencia cuando recibía correos corporativos, mierda y más mierda. Necesitaba tomar el celular, era esencial pero José estaba apenas comenzando. ¿Cómo lo detenía sin que se diese cuenta de que lo haría?
La carta del amor. Perfecto.
─ José bésame, quiero abrazarte, se más suave – imploro con dulzura.
A lo que mi compresivo José accedió como siempre se lo pedía. Era un hombre considerado no me podía dar el lujo de perderlo, pero tampoco podía perder mi trabajo. José me voltea en una sonrisa bonita y comienza a besarme con delicadeza en la boca. Abro las piernas y lo abrazo con ellas, él penetra entonces mientras besa mi cuello y así estamos en la clásica posición del misionero. La cual es ideal para que pueda estirar con disimulo mi brazo a la mesa de noche y tomar mi celular.
Me toma unos tanteos gastados porque debo ser disimulada y continuar con los gemidos, pero lo logro. Por lo que lo acerco a mi visión lo más que puedo por encima de la espalda de José, lo desbloqueo, ingreso en el correo e inicio a leer la propuesta. Todo parece bien desplazando con rapidez mis ojos de izquierda a derecha, un minuto más y termino de-
─ Parece que yo no soy quien te está jodiendo sino al contrario, Elle – me dice en un tono decepcionado José. Que se ha detenido de mover pero sigue en la misma posición.
─ ¿Qué dices cariño? – imito que no sé nada y coloco el celular en la mesa pero la mano de José es más rápida y me toma por la muñeca.
Él aprovecha para quitarme el celular y levantarse de la cama. Lo lee por encima y yo inicio a sudar frio.
─ Te lo puedo explicar José.
─ No me expliques nada Elle, esto se acabó. Estoy cansado.
Dicho eso, coloca mi celular en la cama y comienza a vestirse con el bóxer y el pantalón. Lo hace tan rápido que ni se quitó el condón. Yo trato de dialogar con él, cubriéndome con la sabana.
─ Es muy importante José, por favor. Sabes que temprano tuvimos ese viaje a Canadá de emergencia. No tenemos tiempo que perder – le ruego me entienda.
─ Todo con tu maldito jefe es una emergencia. Me pregunto si es él el que te satisface sexualmente, porque yo no lo debo hacer ni un poco si prefieres leer correos de trabajo antes que disfrutar de cómo te hago el amor – continua José calmado colocándose los zapatos ahora.
Yo me arrimo a él y trato de tocarlo con amor para que me escuche, pero se levanta de la cama a tomar su camisa y chaqueta.
─ No tengo nada con mi jefe José, por favor. Sabes que lo detesto es un explotador pero necesito el dinero.
─ Quédate con tu dinero entonces Elle – me asegura sin verme y saliendo de la habitación.
No me puede estar pasando esto. Yo me envuelvo en la sabana y salgo al pasillo del motel a seguirle. Lo alcanzo tomándolo del brazo con mi mano derecha y con la izquierda sosteniendo la tela que me cubre.
─ Charlemos por favor José, sabes que te quiero, tenemos 11 meses y 29 días, en dos más cumplimos un año. No me puedes dejar – le explico tratando de que las lágrimas no se me resbalen pero lo hacen. Él se suelta de mí sin brusquedad, solo firmeza.
─ Dile a tu jefe entonces que felicidades, que ha espantado a otro hombre que te ama – me dice con tristeza.
Seguido de eso se va, se va y me deja a mí llorando en pleno pasillo de motel semi desnuda. 11 meses y 29 días tuve con José, había sido mi relación más larga porque siempre se repetía la misma historia. Todos me dejaban porque era una obsesiva del trabajo.
Pero ¿cómo no serlo con todas las cargas económicas que tenía? Hace 5 años cuando mi padre murió, y me dejó con apenas 22 años a cargo de un par de gemelos de 17 años, debí sustituirle.
Ya había tomado de por si el papel de mi madre desde que ella murió de cáncer cuando tenía 15 años y mis hermanos 10. Pero con la muerte de mi padre había otro rol que cumplir. El del proveedor económico.
No podía dejar de serlo ahora menos que nunca, porque mi hermano Michel iba por el quinto año de medicina, se lo costeaba. Y porque mi hermana Carol estaba esperando un bebé siendo ama de casa y con un novio desempleado.
No podía, no podía desamparar a mis hermanos. Mi madre y mi padre me dejaron a cargo de ellos, era mi deber como hermana mayor. Pero algunas veces me gustaría que alguien me cuidase de la manera que yo los cuidaba a ellos.
....
Hola! Soy Paola Yu, la autora. Esta historia es una novela de jefe x empleada más pero no se crean que eso es todo lo que encontrarán aquí. Hay misterio, mucho drama y risas. No se lo pierdan! Para ver cómo lucen los protagonistas y las canciones que me inspiraron pueden ir a mi i********: @paola_yuu . Abrazos!