Carolina también notó la presencia de Eithan en la oficina, y por supuesto, la presencia de su prometida, definitivamente Layla, llamaba demasiado la atención de cualquier persona.
Sin embargo, verlos cruzar hacia la oficina de Eithan de nuevo le hizo comprender que entre ellos dos no había ni la más remota posibilidad de que existiera algo más allá de una relación laboral, y aunque eso desequilibraba por completo sus sentimientos, solamente se enfocaría en su trabajo.
En la oficina de Eithan todo era más oscuro, el hombre estaba tan enojado con Layla, que no podía soportar ni siquiera su voz chillona al hablar.
—¡Honey! En serio, ya te dije que fue un accidente, además los dos sabemos a ti como te gusta disfrutar el sexo ¿De cuándo a aquí te volviste tan mojigato?
Eithan se giró
