Alessio Hiro me llevó por unos pasillos, al ir hacia la izquierda, la esposa del Hiroshi miró la escena con rabia, eso me hizo fijarme en ella con molestia, sin molestarme en hacerle saber que para mí era como un insecto molesto, por lo que tenía mucho por perder. Tal vez demasiado, y eso hizo que fuese la mujer más comedida del mundo. —¿Qué le sucedió? —preguntó. —Se impresionó —contestó su padre—. Tal vez no ha comido bien, suele saltarse los desayunos en la universidad, y la trajimos directamente… Eso hizo que la mujer lo viese con el rostro rojo, como si estuviese envuelto en llamas. —¿Va a la universidad? —Ahora no, Nyoko, no es el momento —espetó este y Hiro abrió una puerta. —Aquí estará cómoda, llamaré al doctor familiar, debe estar abajo con los demás invitados —anunci