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1259 Words
Saudade: Imagina un cielo azul con nubes a reventar. Estas tirado en el pastizal, hay un viento cálido que va y viene, te golpea las pestañas. Su cuerpo intentaba perderse en el dolor, el chico se perdía en dolor cuando el placer apareció en su cuerpo. No había coherencia alguna en su mente, solo estaba con los ojos a oscuras y la oscuridad misma le lastimaba pues, la sombra volvía a jugar con él. Sus dedos tiraban de la piel del chico quien a su vez, apretaba los puños buscando fuerza entre las sabanas. Piensa de nuevo en las nubes blancas que flotan y vuelen por el cielo. ¿Hay tranquilidad? Por supuesto que la hay, pero, añado que un instante te puede cambiar la tranquilidad. La frialdad de su boca trazaba un camino de besos por el cuerpo del chico, contrajo sus músculos al arquear la espalda y ahí, ahí fue donde gimió. Su respiración ya se había confundido con las sustancias, su cuerpo ya no le pertenencia más pues la sombra era la que se aprovechaba de un cuerpo inocente. Las nubes blancas se han vuelto grises ahora. Una mezcla negra te asusta, los relámpagos también se acercan y la tempestad no tarda demasiado en comenzar. La droga hizo que el cuerpo del chico sintiera excitación, ya estaba listo para entregarse a la oscuridad. Las lineas de su cuerpo crecían más expandiéndose por toda su piel, el tacto apareció en la mejilla llena de lagrimas; el pequeño se lanzo a su cuerpo, le apretó, le acaricio, había suavidad en la noche en una explosión de sabor dulce dentro de su cuerpo. Tu instinto te obliga a correr ya que la tormenta puede ser devastadora. Las gotas comienzan a caer y la lluvia se ha desatado sobre ti. Aquella explosión dentro de su cuerpo estallo por completo, dejando entrar la marea de su dolor jugando con todo en sus cuerpos. Sintió la piel mas duro contra su cuerpo. ¡Gimió! Aquella lluvia era el chico que viajaba en la tormenta, entregando su pudor al doloroso recuerdo. Ahora si llueve, las nubes se desahogan un poco y tú solo estas de pie, plantado ahí sin saber a donde huir. ¡Valla solución! Pues si estas lineas fueran verdaderas, seguro que no habría solución alguna, no habría forma alguna de explicar esta situación tan lastimante que se hace llamar "abuso s****l". —¿Por que te gusta escribir? —preguntaron mis padres. Me habían pedido el celular y yo nunca imaginé que se pondrían a revisarlo con mucho interés. En ese tiempo yo tenía catorce años y andaba en mi plena adolescencia intentando ocultarles la realidad de mi vida. ¡Un grave error mío! —Pues es que me ayuda a sentirme un poco libre. —¿Y de que te quieres sentir libre? —me preguntó mi padre. Ellos parecían estar realmente molestos conmigo. ¿Tendrían razón para sentirse así? Lo curioso de estar vivo es que no sabes en que momento puedes dejar de sentirte con vida. Hay momentos, y admito que esto me pasa constantemente, en que desearía poder regresar el tiempo y congelar mi vida en ese instante en que no me importaba absolutamente nada salvo jugar y estar con mi familia. —Pues es como mi terapia. O sea, tengo cosas que me preocupan y siento que en el papel puedo ser yo mismo sin miedo al que dirán. Mamá me lanzo una mirada llena de seriedad y enojo. —¿Nos estás ocultando algo? No solo les estaba ocultando algo en particular; yo les estaba escondiendo todo de mí. —Yo no… —¡Leímos tus escritos! —dijo papá—. ¿Esas son las cosas que sueles escribir? Porque te dire algo hijo, no son muy agradables. De hecho yo pienso que son repugnantes. ¿Como se supone que mi padre entendiera que todos esos escritos eran las letras de mi realidad? Todo lo que había puesto en línea era un reflejo de lo que sentía en ese momento y todo era un poco doloroso. ¿Por que nunca tuve el valor de decirles sobre mis problemas? ¿Por qué siempre preferí pasarme todos los días como si yo fuera un simple humano invisible? —¿De verdad los leyeron? —Si. Todo lo leímos. ¿Como es posible que te puedas expresar de esa forma? En esa época yo tenía catorce años y no había pasado mucho desde mi graduación de la secundaria. —Pues es que… —¡Quiero que borres todo eso! Simplemente estás perdiendo tu tiempo, estás tratando de ser muy cruel y crudo con nosotros. ¡Puras tonterías que sientes! ¿Fue insensible de su parte? Con el tiempo comprendí que su reacción fue a causa de que mi silencio y no es que no les tuviera confianza a los padres; era solo que me daba mucha pena tener que explicarles y contarles cómo es que su hijo había terminado siendo el juguete de mucho abuso s****l. —Pero papá, yo solo quiero poder… —Nada de peros, me haces favor de ponerte a estudiar y quiero que dejes de andar pensando en tonterías. Te castigaré el iPod por más de un mes. ¿Te lo puedes creer? Mi querido iPod touch fue mi primera herramienta de escritura y fue en una plataforma de auto publicación donde yo solía escribir. —Papá yo… —¡Borra todas tus porquerías ahora mismo! Y fue en ese mismo día que todas mis historias de aquella plataforma desaparecieron. Papá me estaba vigilando de forma muy seria y cada vez que borraba alguna de mis obras yo tenía que mostrarle que en realidad la había borrado. ¿Te imaginas el dolor que sentí en esos momentos? Se me hizo un nudo en la garganta y neta que quería llorar. Todos los días acostumbraba mirar desde la loma del cerro y me ponía a pensar en como es que la vida nos hace cambiar. Frente a mi se encontraba la vista perfecta: arboles grandes, casas regadas de aqui hasta allá, campos llenos de pasto decorados con flores rosas de la temporada y sin querer, no pude evitar mirar a lo lejos y darme cuenta de lo cerca que estan aquellos edificios enormes que comenzaban a aplastar mi pequeña vida. —¡No puedo permitir que me destruyan! —exclamé mientras observaba el panorama. Y entonces me puse a pensar en lo feliz que yo era cuando la sonrisa mía coloreaba a mi familia. ¿Que a pasado conmigo? Desde ese momento decidí añadir a mi nombre aquella palabra tan profunda y significativa a mi alma. ¿Qué palabra? Saudade que significa algo así como nostalgia, tristeza, algo inexplicable y puede relacionarse con un poco de felicidad; en realidad su significado no es muy concreto y los que hablan portugués suelen usarla mucho. ¡Yo no era portugués pero me encantaba escuchar la pronunciación de esa palabra! Así que desde ese momento comencé a llamarme Irwin Saudade, Irwin Tristeza, Irwin Nostalgia, Irwin Sonrisas… fue en ese momento que deje de escribir en internet por un tiempo y prefería hacerlo en privado bajo un cuaderno de pasta azul que hasta el día de hoy me hace recordar lo genial y cruda que fue mi adolescencia. ¿Te gustaría leer mi diario? Pues quizá te sorprenda, pero ya has leído también algunos fragmentos de aquel cuaderno. —¿Cuando dejare de sentirme angustiado por todos estos sentimientos que me consumen?
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