CAPÍTULO SEIS La Señorita Obsidiana estaba sentada en su despacho, mirando fijamente el cuenco de las visiones. Lo había estado vigilando de cerca casi de manera constante, ignorando todas las señales de fatiga que había en su interior que le pedían que durmiera, todas las señales de hambre que le decían que comiera. Nada era más importante para ella que encontrar a Oliver Blue y destruirlo de una vez por todas. Pero el agotamiento ya era difícil de combatir. Había perdido la cuenta de los días. ¿Dos? ¿Posiblemente tres? Su vida se había convertido en mirar fijamente y de manera obsesiva dentro del cuenco de las visiones, escuchando los gritos constantes del Coronel Caín desde fuera de su ventana mientras entrenaba a Christopher Blue en las artes oscuras. El pensamiento dibujó una retor