Punto de vista de Raven
Regresando al presente...
Intento evitar las miradas curiosas y sospechosas del portero, solo miro hacia abajo mientras camino lenta y cuidadosamente hacia la salida, tratando de no tropezar con mis propios pies. Podría jurar que la tierra se mueve si no supiera que probablemente sea sólo culpa del alcohol que nubla mi pensamiento.
¿Qué? ¡¿Nunca has visto a una mujer desaliñada salir de un edificio extraño a las seis de la mañana en traje de noche?!
Me abstengo de gritar delante del portero que no deja de mirar con insistencia. Este es el momento más vergonzoso de mi vida. También podría andar por ahí con un cartel que diga: "Acabo de tener una aventura de una noche"
Me subo al primer taxi que se me cruza y agradezco la ausencia de congestión matutina. Al menos espero que esta mañana vaya bien... En fin, ¿quién más llega a casa a esta hora además de mí? Afortunadamente, el conductor, que no aparenta tener más de cuarenta años, con su cuerpo pesado y su expresión ceñuda, no es demasiado sociable y no está de humor para discusiones sobre el tiempo o la política, por lo que tengo paz y tranquilidad durante el viaje hasta mi casa. Eso si por silencio te refieres a la radio a todo volumen, lo que hace que mi dolor de cabeza persista...
Una vez frente al edificio -tan familiar y bienvenido dadas las circunstancias- donde vivo, le entrego al conductor más de lo que me pidió y le digo con una débil sonrisa que se quede con el resto. Al menos que alguien tenga una buena mañana...
Desgraciadamente para mí -porque parece que soy una persona muy afortunada- algunos de mis vecinos mayores, llenos de principios y prejuicios anticuados, madrugadores como siempre y ocupados con todo tipo de tonterías, se fijan en mi aspecto y me miran con asco, susurrando entre ellos sin importarles que puedo verlos y escucharlos muy bien.
Ahora me he convertido en un foco. ¡Que bienvenida tan grata!
Desesperadamente busco la llave en mi bolso antes de que varias personas me vean y posiblemente hagan un cartel para mí en la entrada del edificio. ¿Nadie puede realmente ocuparse de sus propios asuntos?
—¡Finalmente!— Susurro con satisfacción mientras entro a mi apartamento cómodo y protector en mi condición.
Tiro mi bolso y mis zapatos junto a la puerta descuidadamente y me dirijo de puntillas a mi habitación. Tengo muchas posibilidades de escapar sin que me vean, porque se supone que Selena no debe trabajar esta mañana y Cassey está libre por el resto de la semana...
—¡Raven!— El sonido de la voz de Cassey me hace detenerme en el umbral, arriesgándome a una dolorosa caída, pero logro apoyarme contra una pared con las últimas fuerzas que me quedan.
—¡Dios Cassey! ¡Casi me matas del susto!— Puse mi mano en mi pecho tratando de calmar los locos latidos de mi corazón.
—¿Escuché la voz de Raven?— Selena también aparece con un cepillo de dientes en la mano y llena de espuma en la boca.
Se nota que soy una chica muy afortunada... maldita sea.
—¿Dónde estuviste? Espera, no me digas— arquea las cejas implícitamente— Robert y tu desaparecieron temprano de la fiesta y eso lo dice todo— me guiña un ojo, provocándome una nueva oleada de náuseas al recordar a mi fiel pareja.
¡Ex pareja!
Me abstengo de poner los ojos en blanco. Me había olvidado por completo de la fase con la rubia pomposa y mi hipócrita ex antes de que ella lo mencionara. Extraño. Después de dejar la fiesta solo pensé en eso, pero tan pronto como vi a mi misterioso y sexy extraño lo olvidé por completo...
—No es lo que piensas, Selena. Anoche pillé a Robert intercambiando fluidos con una chica de plástico justo a la salida del club. No lo he visto desde entonces y tampoco quiero verlo— digo, cayendo exhausta en el sofá, contando los segundos para retirarme a mi habitación.
—¡Maldito parásito!— Gritó Cassey levantando las manos en el aire y maldiciendo entre dientes— ¡Nunca me gusto! ¡Nunca confíes en un chico que odia usar corbatas!— Se sienta a mi lado con un movimiento furioso y me abraza fuerte, típico de ella.
Me río débilmente. A ella le encantan los hombres que visten traje. Es una especie de debilidad que ambas compartimos.
—Sí, pero eso no explica dónde has estado o por qué parece que has estado dando vueltas toda la noche— dice Selena con expresión pensativa, señalándome con un dedo acusador a la cara.
Creo que me puse más roja que el vestido que llevaba y, empezando a jugar con los dedos, miro desde el rostro divertido de Selena al suelo. No tengo nada que hacer ahora. ¡Me han pillado!
—¡Estás bromeando, te acostaste con alguien anoche!— gritó, al mismo tiempo comenzando a reír histéricamente.
Cassey suelta mi abrazo y se lleva la mano a la boca con asombro.
¡En serio! ¿Qué pasa con todos hoy?
—Quiero saber todo. ¡Absolutamente todo! ¡¿Quién es él, qué aspecto tiene, dónde se conocieron, cómo estuvo?!? —continuó Cassey, más entusiasmada que nunca, logrando marearme con su oleada de preguntas histéricas.
¡Maldita sea! No estoy lista para esto. Aunque no creo que alguna vez lo esté para responder estas preguntas, ¡definitivamente ahora no es el momento!
—Chicas por favor, solo quiero meterme en mi cama y quedarme ahí hasta mañana— digo levantándome del sofá sobre mis pies, intentando con todas mis fuerzas agarrarme de este y no caer hacia atrás. No me siento capaz de pensar ni hablar sobre lo que hice anoche, además sigo con resaca y mareada.
—Apuesto que sí— sonríe mi amiga rubia y divertida, guiñándome un ojo discretamente.
—Bien. Ya basta de eso— frunzo el ceño y camino hacia mi habitación con pasos temblorosos— ¡Buenos días!
¡No quiero otra pregunta embarazosa! Incluso si las náuseas han desaparecido, todavía no puedo permanecer despierta por mucho tiempo...
—¿Llevaba traje?— Se escucha la voz divertida de Cassey seguida de una risa enérgica.
—¡ Muy graciosa!— Cierro la puerta, dando un portazo sin delicadeza.
Ya no me molesto en ducharme. ¡Me sorprende que todavía tenga energía para ponerme el pijama y acostarme! Mis náuseas regresan cuando apoyo la cabeza en la almohada y me envuelvo con las sábanas con movimientos débiles, queriendo superar estas sensaciones insoportables de una vez por todas.
Pero, al intentar bloquear cualquier recuerdo de anoche, no puedo evitar pensar en él.
¿Que está haciendo ahora?
XXX
Punto de vista de Eduard
Creo que son más de las seis de la mañana, lo que significa que hoy se ha convertido oficialmente en el único día en el que no seguí mi horario habitual y no estaré en mi oficina antes de las siete en punto. Pero, a diferencia del resto de mañanas, cuando salgo de las habitaciones del hotel o me despierto aquí solo, hoy es la primera vez que no sucede. Esta mañana es especial porque es la primera vez que una mujer duerme en mi cama.
Siempre pensé que nunca confiaría lo suficiente en una mujer como para dejarla entrar a mi casa, a mi espacio personal, pero con ella era diferente.
Todo era diferente.
Una sensación de relajación y placer se apodera de mí junto con los recuerdos de anoche. Nunca había conocido a una mujer tan inocente y encantadora, pero con una llama interior tan salvaje y juguetona. El deseo se apodera de mí nuevamente cuando recuerdo la forma en que sus brazos abrazaron hambrientamente mi cuerpo y sus labios rogaron estar en mi.
Sonrío lentamente con los ojos aún cerrados y estiro los brazos en busca de la silueta femenina cuyo perfume aún se siente levemente en mi piel, pero noto que no está en la cama.
Me siento con un movimiento rápido y examino la habitación con más atención. Nada. Me pongo un pantalón y salgo a buscarla por el resto del apartamento. Estoy tentado de llamarla por su nombre, si lo supiera, claro. Parece que anoche estaba demasiado hechizado como para siquiera pensar en preguntarle su nombre. ¿Qué nombre le vendría bien a un ser tan gentil y encantador?
Después de unos buenos minutos de buscar en cada habitación, pierdo la sensación de bienestar y tranquilidad y me enfado.
¡¿Dónde diablos está?!
Paso por el salón y noto la ausencia del vestido y del bolso.
No lo hizo... No puede haberse ido... Es imposible.
Pero después de unos minutos más de búsqueda, tengo que afrontar la cruel verdad. ¡Realmente se fue! Así de simple. ¡Ninguna mujer se ha ido jamás, ninguna me ha abandonado después de pasar una noche juntos! Después de las noches acaloradas en las que intentaron conquistar mi interés, ¡todas rogaron por un segundo encuentro!
Camino hacia el teléfono con los puños todavía cerrados y llamo al portero solo para asegurarme si vio algo:
—¿Señor Black?
—¿Alguna mujer salió del edificio por la mañana?— Le pregunto directamente y en tono serio, pasando una mano por mi cabello desordenado y despeinado.
— ¿Hermosa, morena y con vestido rojo?— Se rió entre dientes, logrando aumentar mi enojo e irritación al mismo tiempo— Se fue hace unos minutos.
Sostengo con fuerza el teléfono en mi mano y cuelgo sin molestarme en dar explicaciones. ¿Como se atreve? Simplemente se fue, como si lo de anoche no hubiera sido nada. No puedo controlar mis ojos que aún continúan buscando en la habitación cualquier rastro de ella, una prueba de que anoche realmente existió, que no fue solo un sueño.
Todavía no puedo creer que esto esté pasando realmente...
Si cree que escapó después de hacer esto, ¡está muy equivocada! Siempre consigo lo que quiero y, en estos momentos, esa mujer es como una droga que me sigue tentando cada vez que recuerdo su rostro. En cuanto la encuentre me aseguraré de que me pida perdón y que no quiera alejarse de mí ni un centímetro.
Mi pequeña fugitiva solo espera. ¡Te encontraré y pronto volverás a mi cama!