Un rato después voy a la oficina qué un día fue de mi padre y hermano, al entrar observó desde la entrada la oficina, no había cambiando nada, estaba tal y como la dejó mi hermano, camino alrededor recordando cuando venía a verlos, voy hasta el escritorio y me siento, doy vueltas en ella como cuando mi hermano lo hacía, hasta que tocan la puerta.
-Presidenta, puedo pasar -
Me pongo derecha y abro mi computadora.
-Si, pasa rebeca -
-Disculpe presidenta, le manda estos documentos el señor salvatore, para que los revise y los firme -
-Perfecto, en cuanto termine te llamaré, por cierto podías hacerme un favor rebeca -
-Claro, usted diga, que necesita -
-Perfecto, podrías comprarme un capuchino doble y una rebanada de pastel de chocolate por favor - saco de mi bolso una tarjeta esclusiv
