¡Esto no está pasando!, ¡Esto no está pasando!, ¿Por qué?, me repito dentro de mi mente sin poder dejar de ver frente, quede pasmada sin poder moverme ni poder decir nada. - ¡Oye, ¿Qué no piensas decir nada?! – comenta el chico. - ¿Di-disculpa? – solo puedo balbucear. - Valla manera de pedir perdón – dice arrogante sentándose en una banca oculta por la barda del balcón. - ¿Qué?, pero que dice, si al contrario yo soy la que debería de tener una disculpa – le digo intentando que reconozca lo que ha hecho. - ¿Disculparme yo?, estas mal niña, tú fuiste quien me arrojo el papel en la cara, además de lo que ya ha ocurrido, ¡Eres muy problemática! - me grita. - ¿Qué? ¿Yo problemática?, si fue usted profesor que me estuvo intentando humillar en clase, por cosas que ni siquiera tenían que