CAPÍTULO VEINTIUNO Sofía no podía creer que finalmente había llegado a un punto en el que iba a tener que dejar atrás a sus amigas. Pero allí estaban, paradas en un lugar en el que el camino se dividía, preparadas para hacer exactamente eso. Dudó, pues no quería que el momento llegara. Algo entre un pueblo pesquero y una ciudad pequeña yacía en la distancia, la costa ahora era visible como una cenefa azul. El otro camino oscilaba hasta lo que parecía un suelo relativamente plano comparado con Monthys y tanto Emelina como Cora lo miraron con anhelo. —¿Estáis seguras de que no queréis venir conmigo? —preguntó Sofía. La verdad era que se había acostumbrado a viajar con sus amigas. Seguir viajando sola le daba cierto miedo que ella no esperaba. Emelina dijo que no con la cabeza. —Quiero e
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