Ninguna respuesta le vino a la mente Puso la tetera a hervir para hacer un poco de té y luego saltó sobre la cama. Abrió las piernas de manera provocativa y se sintió un poco malvada. El a también se tocó a sí misma. No lo suficiente para tener un orgasmo, pero lo suficiente para quererlo. El a estaba feliz por primera vez en lo que parecía mucho tiempo. Rodó sobre su frente, dos dedos entre sus piernas y cinco en su pecho izquierdo y se durmió de nuevo con el sonido de la música y el hervidor automático. Aproximadamente una hora más tarde, alguien l amó discretamente a la puerta. Lek instintivamente agarró su toal a y saltó hacia la puerta sintiéndose culpable, pero sin saber realmente por qué. Era Nid. “Hola, hermana mayor, ¡espero no haberte mole