Annika
Escuchar que mi paciente más reciente era el exmarido de la amante de mi futuro exmarido hizo que mi cerebro explotara en ese mismo momento. Así que, esta zorra que engañaba a dos hombres también estaba casada antes. Estudié su expresión facial y recordé lo que esa mujer Sadie lo había acusado. Finalmente me di cuenta de que no solo Jeff me había engañado con esta mujer, sino que ella también engañaba a su propio marido con Jeff. Como médica, fui entrenada extensamente para esperar lo inesperado, pero ¿en qué universo habría podido prever esta situación? ¿Podría ser el mundo aún más pequeño? ¿Qué tipo de coincidencia era esta?
Mi cerebro, ahora secuestrado por esta repentina revelación, se había convertido en huevos revueltos y mi cuerpo empezó a actuar por su cuenta. Me incliné hacia adelante para considerar los rasgos de León Von Doren y lo observé de la misma manera que lo hice en la sala de examen, pero con una mirada diferente esta vez. Era bastante guapo. No importaba su altura y complexión, que lo hacían sobresalir sobre todos como si no fuera un simple mortal, en general, sus rasgos físicos se asemejaban a un modelo masculino sexy que estaba a punto de actuar en un espectáculo de Thunder from Down Under. Una imagen mental de León contoneándose en el escenario se cruzó por mi mente y las comisuras de mis labios se curvaron ligeramente hacia arriba. Era un espécimen muy fino según la opinión de una profesional médica. Continué mirando fijamente a mi paciente en nombre de la ciencia, olvidando que todavía estábamos en la sala de espera de la clínica hasta que el tono grave de su voz me sacó de las nubes. —Doctora Hollands, ¿puedo recuperar mi brazo? —preguntó amablemente. Al escuchar la palabra "brazo", sentí un cosquilleo en todo mi cuerpo y retiré mi mano como si la hubiera quemado al verla en su antebrazo.
—Mis disculpas, señor Von Doren —comencé a explicar —mi única intención era evaluar su ritmo cardíaco para asegurarme de que no se disparara después de ser acosado verbalmente por ese paciente desequilibrado.
Maldiciéndome internamente por otro desliz de lengua, sentí que me aferraba a las pajas, tratando de racionalizar mi comportamiento inapropiado mientras mantenía una cara seria. ¿Realmente estaba tocándolo a él, a otro hombre, mientras evaluaba sus atributos frente a una audiencia, encima? Me sentía humillada de que algo, o mejor dicho alguien, hubiera logrado anular mi enfoque riguroso como médica, porque ni siquiera Jeff tenía ese tipo de poder sobre mí.
—Está bien. Realmente estoy bien. Estuve casado con esa mujer vil durante un año. El mayor arrepentimiento de mi vida —dijo de forma tan despreocupada. Levanté una ceja ante su franqueza y lo observé en silencio por un momento. Algo en su actitud de no importarle me recordó a la frase "Un león no se preocupa por la opinión de las ovejas".
Dado lo consentido que Jeff era con esa mujer vil, me hizo preguntarme si León Von Doren sabía de las aventuras extramaritales de su exesposa. La idea de Jeff y Sadie juntos empezó a perder su influencia sobre mí y, en lugar de caer en una ira cegadora o en un dolor inexplicable, llegué a un punto en el que simplemente podía sonreír con suficiencia y negar con la cabeza. Supongo que la escoria se junta con la basura después de todo.
—Annika, deberíamos volver al trabajo —susurró Kenzie en mi oído acercándose a mí. Miré a mi alrededor y vi a un montón de pacientes aun esperando a ser atendidos.
—Oh, cierto. Sí —respondí, dando un paso atrás de León antes de dirigirme a todos en la sala de espera —a nuestros estimados pacientes y cuidadores, el Dr. Malloy y yo nos disculpamos por cualquier inconveniente o malestar que puedan haber experimentado durante el incidente. Pero tengan la seguridad de que nuestra clínica no aprueba ni tolera el acoso en ninguna forma, y se tomarán medidas para reducir la probabilidad de que esto vuelva a suceder. Todos serán atendidos de manera ordenada y sin demoras adicionales, y sinceramente espero que este pequeño contratiempo no afecte su elección de recibir atención en Land and Mall.
Incliné ligeramente la cabeza después de emitir un comunicado formal y cuando levanté la mirada, solo vi sonrisas amables y asentimientos reconfortantes de todos, lo cual me alivió. Luego miré al hombre hosco a mi izquierda inmediata, ya que había empezado a sentir cosquilleos en la nuca y noté que me estaba sonriendo como si estuviera satisfecho —¿Puedo preguntar qué te resulta tan gracioso, Sr. Von Doren?
—Nada, Doc. Me iré ahora y también me disculpo contigo y con todos por el comportamiento hostil de mi exesposa —con esas últimas palabras, retrocedió un poco antes de darse la vuelta y salir por las puertas principales de la clínica. Pero la mirada que me dio mientras caminaba hacia atrás era algo que nunca había visto antes y de hecho me quedé inmóvil por un segundo.
—Eh, vamos —dijo Kenzie y me tomó del brazo, trayéndome de vuelta a la realidad.
—Sí —la seguí de vuelta a las salas de examen y nuestras enfermeras comenzaron a llamar a los pacientes uno por uno nuevamente. Regresé a la sala de examen de la que tuve que salir antes. —me disculpo por la demora —dije mientras entraba —tuvimos un pequeño altercado en la sala de espera que debía ser abordado. Su tiempo es valioso para mí, así que tiene toda mi atención.
—No te preocupes, doctora, siempre y cuando haya sido algo menor y nadie resulte herido.
—En absoluto —respondí con una sonrisa.
Continué como de costumbre y el día transcurrió sin incidentes adicionales. Aunque una parte de mí no podía dejar de pensar en esa mirada eléctrica que León me dio mientras se alejaba. Era coqueta, eso lo sabía con certeza, pero también era peligrosa. Considerando que estuve atada a Jeff desde que teníamos 14 años, no tenía ni idea de cómo interpretarla. Por ahora, aparté todos los pensamientos sobre León y seguí con mi día.
Después de terminar con mi último paciente en el horario, me sentía agotada por el torbellino de eventos de hoy y quería dar por terminado el día. Pero al darme cuenta de que probablemente volvería a una casa vacía, decidí hacer horas extra y organizar los archivos de los pacientes. Desde que eché a Jeff de casa, ha ido regresando cada vez menos, lo cual fue bastante estúpido por su parte. Seguía negando el hecho de que tenía una aventura, pero en el momento en que le di un poco de libertad, decidió dejar de volver a casa. Me burlé de lo idiota que era ese hombre. ¿Cómo alguien con la gran inteligencia para convertirse en el abogado que es hoy puede ser tan imbécil? ¿No se dio cuenta de que eso solo lo hacía ver más culpable? Maldito idiota.
—Oye, ¿sigues aquí? —miré hacia arriba y vi a Kenzie en la puerta de mi oficina.
—Sí, tengo muchos archivos que revisar —respondí.
—No me mientas. No quieres ir a casa porque estará vacía —la miré con furia. A veces odiaba que Kenzie me conociera tan bien. —entiendo cómo te sientes. El ático es tan jodidamente grande que era demasiado espacio incluso contigo y ese cerdo. ¿Por qué compraste un ático tan grande de todas formas?
La miré pasivamente y me pregunté si debería ser completamente honesta con ella ahora. Kenzie era una de las pocas personas que sabía quién era realmente y de dónde venía, aunque nunca se lo había dicho yo misma. El maldito Hunter lo trajo a colación cuando encontró una foto familiar de una antigua Reunión de la Familia Silverton y me reconoció.
—¿Y si te dijera que no lo compré yo? —le respondí.
Sus ojos se abrieron de par en par en shock.
—Espera, ¿qué? ¿Estás diciendo que ese cretino lo compró?
—¡¿Qué?! ¡No! ¡No tiene suficiente dinero para comprar ese lugar! — grité sintiéndome agraviada y molesta —¿Cuántos fiscales conoces que puedan permitirse un ático de ocho dígitos en Nueva York?
—Espera, ¿qué? ¿Acabas de... eh!? ¡Ocho dígitos! —el cerebro de Kenzie parecía haberse quemado. Afortunadamente, la oficina estaba vacía además de nosotras dos, ya que habían pasado varias horas después del cierre. Inhalé profundamente mientras me recostaba en mi silla de oficina y simplemente asentí —si no lo compraste tú y el idiota no lo compró, entonces ¿cómo...?
—Fue un regalo de mis padres —respondí antes de que ella pudiera terminar su pregunta —aunque estén ocupados siendo los magnates del mundo de la construcción, no significa que no me amen. Cuando mi abuela les contó que me gradué temprano con mi título de médica y quería abrir mi propia clínica sin usar el nombre ni el dinero de la familia, mis padres decidieron regalarme el ático.
—Bien, demonios, así que te gusta presumir de lo mimada y rica que eres en comparación conmigo —se quejó Kenzie.
Sonreí con suficiencia y negué con la cabeza ante su dramática muestra de inmadurez.
—Por favor, crecí en una casa estricta. ¿Por qué crees que tuve que mentir sobre mi identidad a Jeff cuando lo conocí por primera vez? Aunque solo tenía 14 años, sabía muy bien que si alguien supiera quiénes eran realmente mi familia, todos los chicos se habrían acercado a mí solo para aprovecharse. El nombre de la familia Silverton no es desconocido. Todos los que son alguien en el mundo corporativo han oído hablar de Silverton International. Mis lazos familiares no se limitan a Estados Unidos, Kenz. Son globales. Por eso quería desligarme de mi familia. Quería salir y ver el mundo por mi cuenta. Ir a un internado en el extranjero no me sirvió de mucho, así que por eso volví para la escuela secundaria.
—Chica, hablas conmigo como si no supiera nada de esto. ¿Has olvidado que solo pretendemos ser amigas universitarias? Nos conocemos desde que éramos bebés. Mi madre es la comadre de tu madre. Somos familia. Solo que nunca supe qué tan rica eras hasta que me lo dijiste en nuestra época de la facultad de medicina. No es como si tu familia realmente mostrara su riqueza. Su casa familiar es grandiosa, pero no grita '¡soy asquerosamente rico!' Yo no tuve que pagar la matrícula gracias a la beca completa que recibí, pero tú, oh Annika Silverton, en cambio, tus ancestros familiares construyeron esa maldita escuela. Así que pudiste ir gratis.
—Todavía tuve que estudiar tan duro como cualquiera. No es como si comprara mi título en medicina. Además, eso tampoco fue obra mía. También fue de mis padres —encogí los hombros.
—Para alguien que dice que quería desprenderse del nombre de la familia Silverton, todavía lo aprovechas muy bien —bromeó Kenzie —¡Vaya, aprovechas incluso mi apellido! ¿O has olvidado que decidiste mentirle al mundo y decir que tu apellido era 'Hiller'?
—¿Y qué? ¿Estás diciendo que tú no aprovechas el apellido de la familia Hiller? Presumes abiertamente de tu historial familiar, lo hacen tanto tú como Hunter. Los Malloy son una familia de abogados, políticos y eruditos internacionales, mientras que los Hiller se dedican todos al campo médico.
—Bueno, cuando lo pones así, supongo que puedo estar de acuerdo contigo y decir que Hunter y yo somos afortunados por nuestras familias —dijo sin el menor indicio de vergüenza. Arqueé una ceja ante ella —no me mires así. ¡Oh! Hablando de miradas, ¿quién demonios era el bronceado, musculoso y guapo en la consultorio hoy?
Bufé por cómo ahora estaba sacando el tema de León Von Doren.
—Él fue mi paciente hoy. Nuevo paciente de la clínica.
—¡Está buenísimo! ¿Te lo vas a ligar?
—Kenzie, ¿puedes hablar como si siguiéramos en la secundaria? ¿En serio? ¿Ligármelo?
—¿Qué? Todavía somos mujeres jóvenes en nuestros veinte, y ahora no estamos trabajando. ¿Por qué no podemos cotillear como dos colegialas sobre el atractivo chico nuevo?
—No puedo contigo —dije, levantando mi mano derecha en shock.
—Incluso su aspecto hace que el de Hunter parezca insignificante. Y tú sabes mejor que nadie que la apariencia y el pasado de Hunter no se pueden comparar. Todavía tengo que abrirme paso entre las mujeres que intentan quitarle los pantalones.
—Por favor, Hunter es el chico más honorable que conocemos. Él preferiría cometer un asesinato antes que engañarte, a diferencia de alguien más que ambos conocemos —murmuré después de pensar en Jeff de repente.
—Creo que deberías aprovechar esa oportunidad con tu paciente.
—¡Kenzie!
—¿Qué? Si tu idiota esposo puede tener relaciones con esa despreciable Barbie, ¡entonces tú puedes tener relaciones con ese dios griego bronceado de bondad musculosa!
—Aún estoy legalmente casada. ¿O has olvidado esa información?
—Eso no impidió que Jeff moviera su paquete por ahí.
—¿No puedes decirlo de otra manera? —me sentí completamente mortificada por su vocabulario. Esta mujer frente a mí, señoras y señores, es una renombrada ginecóloga y trae niños al mundo para ganarse la vida.
—Anni, ¿no viste cómo te miraba ese chico mientras retrocedía por la puerta? ¡Parecía que quería comerte en ese mismo momento! Y no olvidemos que esa perra es su exesposa. ¿Por qué diablos dejaría que ese hombre guapo se vaya por un idiota con un pene insignificante como Jeff?
—¿Por qué me lo preguntas a mí? Yo soy como ella. Elegí a ese idiota con un pene insignificante para ser mi esposo.
—Chica, eso es diferente. No tenías un Dios tipo Adonis persiguiéndote en ese entonces. Pero parece que ahora sí lo tienes. Además, él es el exesposo de ella —Kenzie prolongó la última palabra para hacer énfasis.
—¿Y tú punto es? —pregunté, sin entender a dónde iba con todo esto.
—Oh, Anni, eres tan sumisa y ingenua. Él es su ex. Ella le fue infiel con Jeff. ¿No has oído decir que el enemigo de mi enemigo es mi amigo? Los dos odian a Sadie Galloway. ¿Por qué no conocerlo y trabajar juntos para hacer caer a Sadie y Jeff? Después de todo, según lo que pude ver en el vestíbulo esta tarde, no creo que él sepa que tú sabes quién es Sadie. ¿Qué tal si usas el hecho de que el hombre con el que su esposa le fue infiel es tu esposo actual? Él no parece un individuo común. Tú y yo venimos de una familia adinerada; sabemos si alguien más es rico o no. Ese chico, allá atrás esta tarde, parece tener mucho dinero. Tal vez tanto como la familia de Hunter, o incluso la tuya —Kenzie terminó su discurso y yo solo la miré, completamente aturdida. ¿Por qué no se me había ocurrido esto? ¿Por qué no se me había ocurrido usar a este hombre para vengarme? ——sabes que a los hombres ricos no les gusta que los manipulen o engañen. ¿Recuerdas qué le pasó a ese cabrón que intentó violar a la esposa de mi primo?
—¿Qué chico? —pregunté sarcásticamente.
—Exactamente —ambas comenzamos a reír. Era cierto. Cuanto más rica era la familia, más despiadados eran. Aunque nunca apruebo la violencia o el asesinato, eso no vale para el resto de nuestra familia. La triste y aterradora verdad es que cuanto más rico eres, más puedes salirte con la tuya. No era de extrañar que Jeff pensara que podría salirse con la suya engañándome. Si mi familia lo supiera, harían desaparecer a Jeff y a toda su familia. Sin embargo, estoy 100% segura de que la familia de Jeff no tiene idea de sus asuntos. Si ese fuera el caso, no tendría problema en ser mezquina. Me aseguraría de que toda la familia Hollands supiera quién era realmente Jeffrey Hollands. Pero primero, iba a seguir el consejo de Kenzie. Tal vez unir fuerzas con este tal Von Doren no fuera una idea tan mala.
Capítulo 9León
Era parte de mi naturaleza ser desapegado, ya que tenía la tendencia de compartimentar mi vida. Simplificaba las cosas y me permitía tener éxito en mis emprendimientos desde el principio. Pero luego llegó esta mujer poderosa, tamaño miniatura, a mi vida y lo cambió todo. Era como si estuviera poseído incluso una semana después de mi encuentro con Annika, y pasar por eso se sentía como una experiencia fuera de cuerpo. El embriagador aroma de su perfume aún persistía y la parte de mi antebrazo que ella tocó se sentía como si me hubieran marcado como ganado. Su determinación y aplomo al lidiar con lo desconocido también dejaron una gran impresión. Todo en ella gritaba autoridad, ambición, potencial y, lo mejor de todo, belleza. Incluso con su pequeña estatura, sabía que, dada su trayectoria, Annika Hollands, o debería decir, Annika Silverton, no era una mujer simple. Pero eso no necesariamente era algo malo.
No podía entender por qué ese idiota del Fiscal de Distrito habría dejado a una mujer como ella por alguien como Sadie, aunque debo admitir que yo elegí a esa basura para que sea mi esposa en el pasado. Pero era obvio que si una mujer como Annika hubiera estado en mi radar en ese entonces, habría elegido perseguirla en su lugar. Una parte de mí se preguntaba si debería contarle que Sadie me engañó con su esposo actual y pensé, tal vez podría ayudarla a vengarse de él mientras me vengo de Sadie al mismo tiempo. Pero decidí no hacerlo porque no quería asustarla. No podía permitir que pensara que era mi culpa por no controlar a Sadie y evitar que robara al esposo de otra mujer. Aunque, ni siquiera los propios padres de esa mujer viciosa pudieron detenerla, considerando que su madre también era amante. Parece que la manzana no cae muy lejos del árbol.
Beep
—¿Qué sucede? —respondí a mi asistente de oficina, quien me estaba llamando.
—Señor Von Doren, tiene una visita.
—No tengo ninguna cita. ¿Quién es?
—Ella dice ser su doctora.
[...]
¿Por qué estaba Annika aquí? ¿Qué asunto tenía conmigo de repente?
—Señor Von Doren?
—Permítela entrar —le di la orden antes de darme cuenta de que su llegada aquí presentaba un pequeño problema. Espera. Maldición, Annika está camino aquí, lo que significa que descubrirá que no soy solo un ejecutivo, sino el CEO de Paradox, y debido a esa media verdad que le dije, podría pensar que soy un mentiroso. Mientras me preguntaba por qué me había preocupado tanto por ello, la puerta de mi oficina se abrió sin previo aviso.
—Señor Von Doren, la Dra. Annika Hollands está aquí para verlo.
—Que entre —el asistente se apartó y juré que mi respiración se entrecortó cuando vi a Annika, más deslumbrante que nunca. La palabra "hermosa" ya no era suficiente para describirla. La persona que había conocido antes y la mujer parada frente a mí eran como el día y la noche. Mientras vestía una bata blanca con un estetoscopio alrededor de su cuello, Annika interpretaba su papel de doctora perfectamente y se mezclaba con la multitud. Pero hoy era diferente porque Annika parecía haber salido de la portada de una revista.
Annika era bastante pequeña, pero eso no la hacía menos mujer; de hecho, su cuerpo era una figura de reloj de arena perfecta y tenía una simetría perfecta. Un peinado bob rizado enmarcaba su rostro, que se realzaba con su elección de maquillaje natural, y el vestido azul marino que llevaba estaba hecho a medida. Sus zapatos negros parecían simples, pero sabía que costaban una fortuna. Resulta que compré el mismo par para Sadie cuando estábamos casados, excepto que estos parecían hechos para Annika, y de alguna manera acentuaban sus piernas a pesar de su pequeña estatura.
—Señor Von Doren, gracias por verme —me saludó. Despedí a mi asistente y se fue sin pestañear siquiera. Annika esperó pacientemente a que la puerta se cerrara y, tan pronto como lo hizo, se volvió y me dirigió una mirada severa.
—¿Está enojada conmigo? —le pregunté de inmediato.
—Me mentiste.
—¿Perdón?
—Señor Von... No, espera, supongo que debería dirigirme a usted como Presidente Von Doren —me atacó cruzando los brazos.
—Yo... Yo... —¿Qué demonios? ¿Por qué de repente me quedé sin palabras frente a esta mujer?
—Presidente Von Doren, ¿por qué me mentiste? —reformuló la pregunta e inclinó la cabeza con mucha suficiencia. Por lo general, odiaba cuando una mujer actuaba de forma arrogante como ella acaba de hacer, pero encontré que resultaba bastante atractivo y adorable cuando ella interpretaba ese papel. ¿Qué diablos? ¿Adorable? ¿Desde cuándo mi vocabulario incluye adorable para describir a una mujer?
—No fue mi intención mentir, Doc. Solo dije una media verdad —respondí.
—Cualquier cosa que no sea la verdad al 100% sigue siendo una mentira porque estás ocultando información —respondió de inmediato. La miré, desconcertado de que realmente me hubiera superado al punto de no tener nada que decir. Chasqueó la lengua en desaprobación antes de hablar de nuevo. —No vine aquí para provocarte, Presidente Von Doren. Vine porque...
—León —la interrumpí.
—¿Disculpe?
—No tienes que ser formal conmigo. Puedes llamarme León, Doc.
—Este... —Dudó un poco, y me di cuenta de que mi franqueza la había puesto nerviosa. Sinceramente, me preguntaba por qué la dejaba llamarme por mi nombre tan pronto, cuando ni siquiera permitía que Toby me llame de esa manera, y lleva casi quince años conmigo.
—¿Qué querías verme? —me levanté de mi escritorio para dirigirme hacia el minibar dentro de mi oficina —¿Agua?
—¿Eh? —Me volví hacia ella y noté que su mirada subió inmediatamente hacia mis ojos. Alcé una ceja. ¿Ella estaba mirando mi trasero justo ahora?
—Pregunté si querías agua —repetí, tratando de sofocar la sonrisa que había aparecido en mis labios. El rostro de Annika se sonrojó por un segundo, antes de componerse a la velocidad de la luz. La persona promedio se lo habría perdido, pero no yo. Sabía que estaba avergonzada porque la pillé mirando mi trasero. Puedes mirar todo lo que quieras, Doc. Al instante, quise darme una bofetada por tener pensamientos tan lascivos, ya que nunca soy así. Claro, disfruto del sexo y de la compañía de una mujer hermosa como cualquier otro hombre, pero el hecho de que quisiera que mi doctora me examinara era algo fuera de lo común.
—Sí, tomaré agua —respondió Annika. Agarré dos botellas del mini refrigerador y le entregué una mientras me sentaba. Mientras la observaba nuevamente para ver por qué había venido, sus mejillas de repente se volvieron rosadas y encontré encantador este lado tímido de Annika.
—Doc, ¿por qué viniste a verme? ¿Estás aquí para ver si realmente me tomé un tiempo libre?.
—Bueno, no, pero ahora que lo mencionas, supongo que podemos retomar nuestra conversación anterior sobre los jefes que no pueden tomarse vacaciones cuando quieran.
—Tienes razón. Tenemos algo en común porque, al igual que tú, no puedo irme así nomás. De lo contrario, mi compañía, al igual que tu práctica, se derrumbaría. Puedo tener muchos subordinados, pero solo puede haber un dueño, un presidente —me recosté, diciéndole de la misma manera engreída que había usado ella antes.
—Tienes razón. ¿Satisfecho?
—Mucho.
—Volviendo a por qué estoy aquí —repitió y soltó un suspiro profundo. Su tormento interno estaba completamente a la vista a través de sus ojos y su lenguaje corporal cambió hacia el nerviosismo, aunque se esforzaba por no mostrarlo.
—Doc, ¿está todo bien? —pregunté mientras el silencio se alargaba.
—Umm, ¿cómo puedo decirte esto sin que te asustes y pienses que estoy loca...? —se detuvo y mordió su labio inferior, mirándome a través de sus largas pestañas de forma natural. Estaba completamente desarmado por su inocencia y la forma en que me miraba mientras se mordía el labio, y de repente hizo que toda la sangre de mi cerebro se dirigiera hacia el sur. ¿Qué demonios? ¿Por qué me estoy excitando solo por este acto?
—Doc, trabajo en el sector corporativo de bienes raíces. He conocido a muchas personas locas en mis días. Créeme, tú no eres una de ellas. Mi ex esposa, en cambio, sí lo es.
—En realidad, la razón por la que estoy aquí tiene que ver con tu ex esposa —admitió rápidamente.
—¿Oh? —esto era interesante. Me pregunto si...
—Señor Von Doren, por favor, no lo tomes como entrometimiento o entremetimiento, pero ¿por qué te divorciaste de tu esposa?
—Exesposa. Y me divorcié de ella debido a la infidelidad —respondí sin dudarlo. Lo sabía. No había duda en mi mente de que ella sabía que la amante de su esposo era Sadie. Era bastante obvio para mí debido a las miradas llenas de desprecio y hostilidad que se intercambiaban en la clínica. Tenía razón sobre mi sospecha de que el Consejero Malloy había pedido a Jorge que investigara a Sadie porque estaba obteniendo pruebas para Annika.
—¿Por casualidad... sabes cuánto... tiempo llevaba... eh... engañándote? —su tensión era visible mientras intentaba sacar las palabras.
—Doc, no tienes que estar nerviosa. No tengo nada que ocultar. Por lo que ya puedo deducir, tu esposo te está engañando y su amante es Sadie ¿verdad? —me armé de valor y fui directo al grano.
—¿Cómo... lo supiste?
—Porque ya sé quién eres, Doc, y lo sé todo sobre ti. Sé que tu apellido de soltera es Silverton y que eres hija de los Silverton de Rhode Island, y también sé que eres la esposa actual del Fiscal de Distrito.
—¿Cómo... Por qué?
—Nuevamente, no tengo nada que ocultar, así que seré sincero. Sadie me fue infiel durante casi todo nuestro matrimonio. Y sí, todo ese tiempo fue con tu esposo. Me divorcié hace tres meses y perdí activos por valor de decenas de millones en el tribunal porque ella me echó la culpa mientras manipulaba las pruebas de su infidelidad. Estoy bastante seguro de que eso fue obra de su padre, y David Galloway no es una persona simple. Me casé con Sadie porque pensé que sería una esposa sumisa, pero estaba equivocado. Se casó conmigo por dinero y poder, y cuando no obtuvo eso, me engañó con tu esposo. Me había dado cuenta de las señales temprano en el matrimonio, pero estaba esperando el momento oportuno para recopilar las pruebas que necesitaba. Desafortunadamente, debido a la intromisión de su familia y al hecho de que nuestro acuerdo prenupcial era inadecuado, perdí mucho dinero. Claro, me recuperé de la pérdida en cuestión de días. Nunca me falta dinero, tengo la confianza para decir eso; sin embargo, eso no significa que encuentre aceptable que me engañen y me roben —expliqué.
—¿Dijiste que... ella estuvo... engañando durante casi un año? —Annika atragantó y sus ojos se llenaron inmediatamente de lágrimas. La tristeza en sus ojos, la ira en su mirada y la forma en que su cuerpo temblaba por la traición me conmovieron. ¿Eh? ¿Conmoverme? ¿Qué es esta tontería de cambio de roles?
—Lo siento, pero es la verdad. Tu esposo te ha estado engañando durante más de un año —dije directamente. Por cómo miraba la parte superior de mi escritorio y lo que Jorge ya había informado, ella ya lo sabía, pero parecía estar en negación. Supongo que escucharlo directamente de la otra parte involucrada no era lo que realmente quería. Sin embargo, no iba a andarme con rodeos y mentirle a esta pobre joven. Ya ha sido suficiente mentiras para ella. Ella parpadeó y la gravedad se encargó del resto cuando las lágrimas brotaron de sus ojos como cataratas. Ver la cantidad de dolor que Annika estaba experimentando despertó algo dentro de mí, y me dio ganas de dispararle a ese bastardo de su esposo. No importa que me haya robado a mi esposa, pero ¿cómo pudo hacerle esto a su propia esposa? ¿Cómo lo criaron sus padres a este bastardo? —Doc, tengo que preguntar, ¿cuál era tu intención al venir aquí?
—Yo... yo... —Annika tragó su tristeza y sollozó una vez —si lo que dices es cierto, y mi esposo me ha estado engañando con tu exesposa durante todo nuestro matrimonio, sin mencionar que ella tomó tu dinero al engañar al sistema legal —hizo una pausa antes de continuar —¿qué tal si nos unimos?
—¿Cómo? —¿Acaso Annika acaba de proponer que unamos fuerzas? Miré sus manos delicadas y no pude evitar preguntarme cómo se sentirían.
—Quiero trabajar juntos para acabar con Jeffrey Hollands y Sadie Galloway. Quiero quitarles todo lo que aman y les es cercano. Ellos se aman y quieren crecer juntos, ¿qué tal si los hacemos caer juntos también? —Annika declaró su guerra con tal ferocidad que era difícil creer que saliera de la misma boca que momentos antes luchaba por formular una pregunta coherente. Estudié su rostro mientras deslizaba hacia mí una memoria USB.
—¿Qué es esto, Doctora?
—Abre el archivo y lo verás. Nos beneficia a ambos, aunque estoy segura de que querrás arrancarte los ojos después de verlo —sus palabras despertaron mi interés de inmediato, así que lo conecté a mi computadora. Solo había un archivo en él, y después de ver la fecha en que estaba, la miré sorprendido.
—Doc, esto es...
—Como dije, nos beneficiará a ambos —no necesité verlo para saber que tenía razón. La existencia de este archivo por sí solo definitivamente era ventajoso, para ambos.