Única solución

2006 Words

Priscila estaba tranquila sentada sobre las piernas de su padre. Este le masajeaba la nuca en un intento de aliviar el dolor atormentador en su cabeza. Pero aun así, convaleciente, sin apenas abrir los ojos y casi sin tener fuerza ella no dejaba salir un sonido de su boca. La razón, estaba por primera vez en el salón del Consejo. Había sido bien enseñada en las leyes de la manada y una era que ese lugar merecía su mayor respeto. Frente a ella estaba Asule, el mayor de todos los presentes y tomaba su pulso. Su ceño se fruncía a cada segundo que pasaba hasta que se enderezó. -Priscila- la llamó y ella giró la cabeza hacia él. -¿Qué?- respondió ella y todos la miraron, después de todo él no había hablado precisamente. -Es lo que me imaginaba- Asule se giró y volvió hacia su asiento- la ra

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