No salía del asombro al estar en una situación tan extraña, porque no eran solo los sujetos que habían entrado a la desprotegida vivienda de Evie, sino que se le sumaba ese ser sobrenatural detrás de sí, de modo que fue oportuno que el vampiro colocara la mano en su boca, ya que de seguro soltó algún sonido del cual no tuvo plena consciencia. Cuando los sujetos en cuestión lograron llegar hasta el final de las escaleras, solo se molestaron en encender un pequeño foco que no daba luz más allá de dos metros de distancia. Esta vez no eran dos, había una mujer con ellos. Sus ojos se abrieron de par en par al notar que la chica era nada más y nada menos que la propia Evie. ─Ella es una original─ escuchó en su mente a través de la voz de Heracline. Miró directamente los ojos del vampiro sin