[JULIETA]
—Julieta, mi amor…— escucho que me llama una y otra vez mientras que yo termino de alistar a Maia para que duerma después de una cena que ha transcurrido en silencio y con hielo en su rostro y manos para aliviar el dolor y los golpes mientras que la niña preguntaba que había ocurrido.
—Hablamos después— le digo un poco más fría, y es que en verdad necesito tiempo para poder calmarme.
—Está bien— responde como niño pequeño que ha sido regañado y sale de la habitación de Maia para que yo pueda seguir leyéndole su cuento y así consiga conciliar el sueño.
No me enfada el hecho de que se haya ido a los golpes con Marco, me enfada que le haya dado el lugar para perturbar nuestras vidas de esta manera. Él intenta demostrar el punto de que yo no voy a ser feliz con Mateo, que él sigu
