Bajo nuestros pies se formó un gigantesco redondel en derredor de ambos. El viento se alzaba salvajemente mientras las arenas se elevaban casi formando un torbellino sin dejar de moverse en nuestro alrededor. Creí que se trataba de algo peor, pero al volverme a Jon, él tenía de sus manos empuñando la espada, cuyo resplandor atraía tal fuerza.
—Estamos siendo rodeados por todos. Uno de varios se aproxima.
No podía distinguir mucho con esas grandes nubes de arena rodeándonos.
—Al parecer Irvin no olvida lo mucho que la quiere consigo.
Fruncí el ceño, aterrada.
—¡Qué horrible!
Sonrió al notarme tan aterrada.
—No lo permitiré, pero si en caso remoto consigue aproximarse evítelo, si él lo hace podría imitar muchas de las habilidades que posee. Él tiene como aspecto sobrenatural abso
