SALVATORE KING
MINUTOS ANTES…
-infórmame cuando el comprador confirme la compra- Me reclino en mi asiento, los dedos se desplazan en mi escritorio. El cargamento de Rivas llegara en un tiempo que no tenía previsto. Las armas que estoy tratando de vender a los rusos podrían facilitar futuros negocio con el país. Los burdeles que manejo en la ciudad son un ingreso más para incrementar el poder en la familia.
He sido meticuloso para forjar alianza con la mafia italiana y ahora la rusa. Renzo ha sido una perfecta fuente de comunicación, aunque su sangre es rusa le rinde fidelidad a la familia King, encontrarlo en la fosa de peleas clandestina fue un premio. Quitárselo a Zarate fu satisfactorio.
-¿iras hoy al bar?- Stefano me sirve un vaso de Wiski, se sirve uno para él también. No me apetece ir, lo que menos deseo es encontrarme con Violeta y ser asechado por la castaña. Muevo la cabeza hastiado con su presencia. Ya me aburrí de ella.
-si crees que Violeta estará allí déjame decirte que viajó a Canadá esta tarde para el cumpleaños de una amiga- la noticia alegra mi noche.
-alista mi carro, iré solo esta vez- Stefano se pone de pie.
-te seguiré detrás- deja el vaso a un lado y desaparece de la oficina. Me reclino en el asiento un momento, poso la vista en la ficha de la mujer que jamás creí trabajaría para mi.
Cloe Hall, mujer de 23 años, tipo de sangre O+, sus estudios culminan hasta la secundaria, vive sola en un barrio de mala muerte y en el que de seguro pasan más cosas malas que buenas. No tiene r/des socia/es, tiene muchas cartas de recomendaciones, fue mesera, camarera y trabajó de niñera cuando apenas tenía 18 años. Su foto en la ficha le dan el detalle perfecto que necesito.
Cabellera rojiza, labios semi gruesos, ojos color azul claros, ligeras pecas esparcidas aun cuando usa maquillaje, color de piel pálida y con tendencia a enrojecimiento cunado se la toca demasiado. No tiene alergias. Es una mujer con una vida muy normal, pero para mí no lo es, sus ojos me muestran algo, algo que estoy seguro voy a averiguar muy pronto por que la tengo para mí. Me haces querer saber mas de ti Valient.
Me levanto del asiento y tomo el ascensor hasta llegar al estacionamiento. Stefano me espera a un lado del auto, revisa su tableta, me imagino el terremoto que se está formando en su cabeza ahora.
-¿es ella?- sonríe levemente.
-quien más podría ser-mueve la cabeza.
-podrías irte a casa si quisieras- me acerco al auto y abro la puerta.
-y dejarte solo una noche en un bar y con una pequeña obsesión con la recepcionista nueva- se burla, pero no me gusta lo que dice. No podría negarlo porque es verdad y Stefano me conoce tan bien.
-que es lo que podría hacer- subo a mi auto.
-tal vez colarte en su departamento y asecharla como un pervertido- suelto una carcajada de pronto. No lo niego porque podría hacerlo, pero no, no quisiera hacerle daño a Cloe, tal vez porque podría escapar y no me gustaría.
-eso no es lo que tengo planeado para ella- suelto de pronto.
-Tore- suelta de pronto más serio. Imagino lo que se viene.
-nos vemos en el bar- arranco dejándolo atrás. Mis pensamientos se inundan de Cloe y sus labios con un color perfecto. Tal vez es verdad lo que dice Stefano, me he obsesionado con ella o tal vez es solo un capricho. A mis treinta años no puedo creer que me esté comiendo la cabeza por una mujer que apenas conozco. Me celular suena, revisando el nombre decido ignorarlo.
Necesitare expulsar todo lo que siento dentro con una put…
Algo pasa corriendo ¡carajo! Presiono la bocina e intento detenerme, pero un golpe seco me detiene de golpe. Veo el cuerpo tendido en la calle, me apresuro a salir de inmediato. Quien es tan loco para lanzarse así a la calle.
Juro que si no está muerto yo terminare de matarlo. Doy un portazo para ver el cuerpo. Las calles están oscuras, al acercarme capto la silueta de una mujer. ¡mierda!
Me inclino para poder voltearla, pero se me hiela la sangre al ver de quien se trata.
-Cloe..- su frente esta bañada en sangre, algunos raspones en su mejilla me hacen maldecir internamente. Con el latido a mil por hora la levanto enseguida, sus brazos caen, logro apreciar unas marcas rojas en su cuello.
¡que carajos está pasando! Esto no puede ser por el coche. Miro a los lados, no hay nadie. Su cuerpo es tan liviano como una pluma que me es fácil subirla a mi coche.
Tomo el celular y llamo a Stefano.
- ¿por qué te detuviste de pronto?- con la sangre de Cloe en mi camisa me tenso, y aún más al ver su cuerpo casi inerte en los asentiros de atrás. La sangre nunca me ha producido algún sentimiento negativo, todo lo contario, encontraba una fascinación estar cubierto de ella sintiéndome poderoso. Pero ahora es diferente, no me gusta, no me gusta ese liquido en ella.
-atropellé a Cloe- levanto la voz. Se oye el silencio de Stefano por unos segundos.
-llamare al doctor de la familia, no la lleves a la empresa llévala a la fortaleza- cuelga enseguida. Me apresuro conduciendo tan rápido como puedo. En la fortaleza tenemos todo lo necesario para atenderla, es allí donde se lleva a mis hombres cuando sufren algún accidente en el trabajo.
Estaciono y saco a Cloe, mis hombres se sorprenden al ver a la mujer en mis brazos.
-señor- aparece Rafaelo y camina junto a mí.
-es señor Harrison llamó para avisaron de todo, el doctor ya está en el tercer piso, el señor Harrison estará aquí en diez minutos- subo deprisa con ella.
Una vez dentro dejo su cuerpo en la cama.
-Cesar, como está ella- mira el golpe en su frente.
-necesito revisarla, es mejor que salgas. Te comunicaré de su estado- No tan convencido salgo del lugar para encontrarme a Stefano a un lado. Cuando me ve se cerca.
-¡¿Cómo que la atropellaste?!- mira la sangre en mi camisa.
-¡carajo no lo sé! Solo iba conduciendo y se atravesó en mi camino- me siento en uno de los sillones. Stefano se sienta a mi lado.
-ella estará bien, tal vez solo son unos raspones- se calma un poco.
-ves esto- le enseño la sangre.
-lo veo, pero no es tan grave, se le puede dar una fuerte cantidad de dinero para que no diga nada- presiono los puños, trato de calmarme para no darle un golpe. Que me delate es lo que menos me importa.
Llevo los codos a los muslos y muevo un pie esperando a que Cesar salga. Las puertas se abren y me levanto de golpe.
-como esta ella Cesar- nos mira a ambos, se relaja un poco.
-el golpe fue un poco fuerte, las heridas de su mejilla y rodillas fueron limpiadas. Revisé su cabeza y todo parece normal igual necesito comprobar que no tenga alguna contusión cerebral, pero por lo demás todo está en orden- me relajo un poco al escucharlo.
-ella esta despierta, esta algo desorientada pero ya le dije que tuvo un accidente y estaba siendo atendida- Cesar se hace a un lado, paso por el umbral de la puerta.
-necesito que revises las cámaras para saber de qué estaba huyendo. No ingreses, no quiero que ella sepa que soy el jefe de la empresa para la que trabaja- Stefano sonríe de lado.
-como digas- da media vuelta y se va.
Me relajo un poco e ingreso, la veo allí recostada en cama con muchas almohadas en su cabeza. Su mirada esta fija en la pared. ¿es posible que alguien se vea tan bella con unos raspones? Cualquier lunático me diría que no.
-me dijo Cesar que ya estas mejor- voltea su rostro, veo sorpresa en su mirada. Se endereza de golpe y hace una mueca de dolor.
-tu..tu..- me acerco a ella manteniendo un poco la distancia, la marca de su cuello ha desaparecido un poco.
-hola de nuevo Valient- arrastro la silla para estar junto a ella.
-¿tú me atropellaste?- asiento.
-¡pero no tienes ojos. No pudiste ver el cuerpo de una persona al cruzar la calle!- se sobresalta y empuña las manos en las sábanas. Sus ojos están algo rojos apunto de llorar. ¿se atreve a gritarme aun en esa situación? El respeto del que tanto me he jactado se va a volar con esta pequeña mujer.
-en mi defensa yo conducía tranquilamente hasta que un fantasma se me atravesó- me cruzo de brazos. Me mira enfurecida, pero al ver la sangre en mi camisa se sorprende. Fija su mirada en mi pecho, un pequeño rubor tilda sus mejillas. Pero no quita la vista del liquido carmesí.
-¿Cómo te sientes?-