Había una fina capa de sudor en su frente, luego de caminar unos minutos hacia la playa, cuando el taxi la dejó en el hotel y ella dejó sus cosas. Miró el agua y solo le dieron ganas de entrar. Las olas lamían la arena, dejando húmedo todo a su paso. En su mano izquierda tenía el celular que recién se había comprado, ya tenía tres números grabados en él. El de Berenice, Julia…y Dante. Primero llamó a Julia. Con sus pies descalzos se aproximó a la orilla. “Soy Ariel.” “¡Ariel! ¿Estás bien?” preguntó con preocupación. “Hace nada Alejandro me llamó para saber si yo sabía dónde estabas. Dice que huiste de casa.” “No huí, solo me marché. Cree que soy un objeto y me llevará a donde sea que le de la gana. ¿Soy un objeto? ¿Es lo que cree que soy? No le importa lo que yo quiera y está mu