Después de varias semanas, luego de casi un mes y medio fue cuando todo estuvo listo, y eso que Alejandro estaba metiendo prisa en todo, ambos ansiosos porque ya se inaugurara y diera apertura. Aquella noche fue la última revisión de todo, supervisando que estuviera todo listo para mañana. Y aunque Alejandro le insistía a Ariel que le dejara ese trabajo a los demás, ¡era la apertura! Y ella quería participar en todo. “Ariel.” Le hizo el último llamado, viéndola desde fuera de la cocina con aquel mandil y ese vestido debajo, todo su cabello recogido y una hermosa sonrisa en su rostro. “Tengo sueño.” Dijo como último recurso. Ariel corrió hasta él ante las palabras que dijo su esposo. “No puedes tener sueño ni estar cansado, tienes algo que hacer esta noche.” Susurró en su oído, hacien