«Ariel besó a Alejandro luego de haber firmado el papel. Estaban casados. Al quedarse solos, la joven observó a su esposo, sentía sus mejillas calientes con las manos de Alejandro sobre sus delgadas piernas, pero no solo era su toque, también el hecho de que ahora estaban casados y de que aquella pastilla la hacía comportarse y ser de una manera en la que Ariel no podría actuar ni intentándolo. Le sonrió a Alejandro y se acercó para besarlo otra vez, dejó una mano sobre su pecho y con la otra se apoyó en la cama, buscando un mejor ángulo para el beso. “Creo que esto también provoca otros efectos.” Comentó él, señalando a que no solo ella se mostraba dócil con la droga, también parecía que aquello despertaba ese apetito en ella, ese deseo. “¿Cómo te sientes?” Dejó un dedo sobre su boca