Capítulo 1

2604 Words
Capítulo 1 Estaba tumbado en el sofá viendo un programa de fútbol que ni siquiera quería ver, Los minutos pasaban lentamente, chasqueé los dedos y la espalda, estirándome. Estaba tranquilo y no tenía idea de lo que me iba a pasar. Como dicen los adolescentes, solo estaba perdiendo el tiempo, estaba bien en mi apartamento. Solo esperando que llegue mi sorpresa... y sí, llegó, Pero, lamentablemente, no fue la sorpresa que quería. O, en realidad, fue mucho más que eso. Bueno, creo que voy demasiado rápido. Y si no lo crees, bueno, en realidad no me importa ... Lo primero que deben saber sobre mí. Soy una persona sincera. Si tengo que decir algo, no importa lo malo que sea, lo digo. Sin juegos, sin golpizas y sin mentiras. Soy honesto hasta el punto de decirle a un amigo, que tiene muchas ganas de estar con una modelo, llamada Marcela, (que es demasiado guapa y tiene algunas curvas ...), que yo también quería estar con ella, mi amigo Juan está algo enamorado de ella, ¿puedes creer en mi mala suerte? Le podría haber gustado cualquier modelo, pero no, tenía que ser justamente eso. Pero, de nuevo, hay algo más que debes saber sobre mí. Por increíble que parezca, sé valorar las amistades, y por eso noche dado un paso más para conquistara Marcela, mi querido Juan no merece mi traición, así que solo me conformo con las fotos y las entrevistas que me ayudan a acercarme a ella, obviamente sin pasarme del límite, aunque me deje aburrido y con ganas de más. ¡Y por Dios! Sin una prueba de sofá. Soy un buen chico. Creo que merezco un premio Nobel por mi amabilidad. Sin embargo, Juan me prometió una sorpresa, mi amigo y compañero de trabajo, me dijo ese día que en cualquier momento tendría una sorpresa. Y supe que esta sorpresa sería una muy linda amiga de Marcela la modelo que le dejé. Sus amigas eran solo modelos y strippers, así que sabía muy bien qué amiga tendría en mi apartamento. Sería una stripper Una cosa molesta que tendría que hacer es romper una regla mía. Sí. Sí. Tengo reglas. Mi apartamento es mi templo. Mi casa. Mi lugar de descanso. Nunca llevo mujeres a casa. Bueno ... no desde ... No importa. No es importante. Es extraño esperar algo, o más bien, esperar a alguien que nunca has visto en tu vida. Sin embargo, estaba un poco emocionado. Demasiado ansioso y no podía explicar por qué. Sabía exactamente lo que iba a pasar. Tendría un gran espectáculo, vería unas piernas hermosas, pasaría una noche bendecida con mucho sexo y me despertaría solo en mi cama como un bebé renovado. Mi piel estaría radiante, mi estado de ánimo sería genial y felizmente iría a trabajar. ¡Oh, lo sé! Crees que soy un bastardo, ¿no? Por favor ... No puedes juzgarme, ni siquiera sabes mi nombre. ¿O lo sabes? Tal vez seas un detective o un maldito policía, pero todos tenemos defectos, ¿no? Debería presentarme a alguien diciendo mi nombre, pero nunca he sido muy seguidor de las reglas, así que no te enojes demasiado. Aviso de amigo. Si si. Si crees que soy un sinvergüenza, tienes razón. Tal vez, eres buena adivinando, o tal vez simplemente piensas que todos los hombres son sinvergüenzas, y en eso, no estás tan equivocada. La gran mayoría de los hombres son unos sinvergüenzas. Pero a diferencia de los bastardos que estás acostumbrado a ver o conocer, no soy un bastardo traidor. Puedo ser de todo. Incluso puedo ser un poco desagradable y grosero, pero tengo una regla. No traicionar a nadie. Nunca. De ninguna manera. Tengo una razón para esto, por supuesto. Algún día descubrirás qué es, pero no quiero hablar de eso hoy. Creo que debería presentarme, ¿no? Ya debes estar enojado conmigo porque no me importa un poco. Ahí vas. Mi nombre es Santiago Álvarez. Mis amigos me conocen mejor como Tiago y mi familia me conoce como el loco. Mis amigos cercanos me conocen como el Sr. Álvarez. Bueno, tal vez hayas oído hablar de mí. Tal vez le dio escalofríos cuando escuchaste mi nombre, te excitaste o quizás hasta vomitaste. No lo sé, y nunca lo sabré, porque no te conozco y no quiero hacerlo. Pero volvamos al tema más importante del día. Yo Soy Periodista, Quizás ya lo sepas o te lo hayas imaginado. Trabajo en la revista de moda más famosa del país la revista Fashion Desing que está dirigida por la puta, que asusta a cualquier villano de dibujos animados súper malvado. Tiene Smirnov, pero conocida, al menos para mí, como la diabla que no usa parda, mi querida y temida jefa. Continuando con mi asignatura favorita que soy yo. Estoy en mis maravillosos años de edad. Viviendo solo en un apartamento, que da a Central Park. Sí, no creo que estés equivocado. Sí. Sí. Vivo en Nueva York. Moví la cabeza sintiendo el dolor en el cuello por estar acostado en ese maldito sofá, esperando como un imbécil, una sorpresa que tardaba mucho en llegar. No sabía qué hora era cuando el citofono sonó de repente. Miré por la ventana y ya estaba oscuro. Juan, debería haberme llamado y la sorpresa debería haber llegado hace mucho tiempo. ¡Maldito Juan! Me levanté del sofá descalzo y, poniendo los ojos en blanco, cogí el citofono,de la pared. — ¿Hola? — hablé con impaciencia, mientras golpeaba con las uñas la pared. —Hola, señor Álvarez . Siento molestarte, pero hay una mujer policía que quiere hablar contigo. ¿Puedo hacerla pasar para que suba? — Patrick, el portero de mi edificio, dice con la voz ronca al otro lado de la línea y el miedo que se manifiesta. Sí, me pareció un día bastante normal, pero desafortunadamente no lo fue. ¿Policía? ¿Qué quiere con policía? O ... Suspiré. —¿Policía? ¿Dijo ella lo que quiere? — pregunté estupefacto. —No señor. Pero dijo que es urgente. — respondió Patrick directamente, como siempre hacía. ¡Mierda! ¡Mierda! ¡Mierda! ¿Qué diablos hice esta vez? —Está bien Patrick. — dije volviendo a poner los ojos en blanco. — Dile que puede subir — Muchas gracias señor. ¡Tenga una buena noche! — Dijo y colgó el teléfono. Me senté en el sofá con los puños cerrados. No supe que pensar. ¿Policía? ¿Qué fue eso? ¿Un chiste? ¿Por qué diablos está aquí la policía? ¿Por qué? ¿Mis vecinos me denunciaron por alguna razón? No. No. Nunca hago nada malo, bueno ... nada malo, eso tiene que involucrar a la policía. ¿Es esto una broma? ¡Dios mío! ¡Qué carajo! Escuché un golpe lento en la puerta y la abrí, preparada para ver a alguien con un atuendo extraño, una chaqueta de cuero, y luciendo como alguien que había chupado un limón agrio. Pero mis ojos verdes se agrandaron. Que fue eso...? Una mujer bajita me miraba con los ojos muy abiertos. Era hermosa, Ese tipo de mujer, que los hombres devoran, (como yo, no lo niego), completamente con la mirada. Sus ojos eran grandes y amables de un color marrón miel, su cabello era ondulado y largo posiblemente le llegaba por la espalda, el color era un castaño casi n***o con las puntas un poco más claras y tenía un brillo perfecto. Mi respiración se aceleró mientras la miraba con asombro, lo sentí, hasta que mis pantalones se apretaron un poco más de lo permitido. Seguí mirándola con los ojos de mi astuto Periodista, Quiero fotografiarla, Necesitaba hacerlo, Su nariz era pequeña y respingona, y también tenía una boca pequeña, y bastante rosada, pero oculta por un lápiz labial rojo chillón que decía: Bésame y fóllame ... ahora. Llevaba un vestido rojo corto, ceñido, muy sexy y que mostraba muy bien sus grandes pechos con escote en V. Lleva tacones negros de aguja y sostiene un pequeño bolso n***o. No puede ser policía, ¿verdad? La mujer que estaba en mi puerta me miraba avergonzada, pero no a mis ojos. Ella estaba mirando mi pecho. Miré hacia abajo por un segundo, dándome cuenta de que estaba sin camisa. Pero pronto me quitaría la ropa por completo, así que no me importó y sonreí. Sonreí mucho, pensando que lo de "Soy policía y tengo algo urgente que contarte" era en realidad una broma tremenda. Ese era el rostro de Juan. —¡Hola, señorita policía! — Hablé con una voz seductora y juguetona. — ¿Has venido a arrestarme? — Hola, Sr. Álvarez. No vine a arrestarte. Podemos hablar...? — Su voz era dulce, muy dulce. Era como si un ángel me estuviera hablando. —Pero es claro de que debemos hablar, Sin embargo, no se preocupe por nada. Relájate, ya lo sé todo — Dijo sonriendo y frunciendo el ceño. Totalmente aturdido y creyendo que ella, esa hermosa mujer, era una stripper. — Vamos. ¡Puedes entrar! — Ella entró en mi apartamento, y cuando pasó a mi lado, tuve que cerrar los ojos y suspirar por el maravilloso olor de ... gloria pura… Huele a helado y chocolate ... — ¿Sabes todo? — preguntó, mirándome confundida. Cerré la puerta y la miré, estaba parada frente a mi sofá. —Sí. Lo sé todo, además te estaba esperando hace rato — sonreí y ella me interrumpió. Dio un paso a la derecha y luego comenzó a caminar en semicírculo mientras buscaba palabras para decirme. — ¡Oh! Menos mal, pensé que no te habían dicho y la verdad es que no sabía como decirte ... — No podía soportar verla en mi habitación caminando de un lado a otro. Ella estaba nerviosa. Sus labios se movían, a pesar de que no estaba prestando la menor atención a lo que estaba diciendo. Terminé viajando completamente en sus ojos, pensando en la forma en que me miraría cuando me viniera. Pensé en el sabor de sus labios mientras solo los miraba ¿Qué vas a probar mi amor? La mujer estaba diciendo algo, pero no escuché. Estaba demasiado perdido en fantasías y cosas que le haría. Mi boca se secó y pasé mi lengua por mis labios, tratando de humedecerlos. ¿Qué me estaba pasando? Era como si todo se hubiera quedado en silencio. Como si estuviera completamente perdido en esa mirada y boca color miel que me encantaría tener en mi polla. Negué con la cabeza, un poco perdido, Ella me había preguntado algo, pero no entendí. Entonces, subrepticiamente, me acerqué a ella. Y yo dije: - Sí, estoy seguro, es toda una historia ... Pero prefiero irme pronto para a la ... ¡A-acción! Mis manos fueron a su cintura, que era delgada y firme al mismo tiempo. La abracé y nuestras miradas se encontraron. Sus ojos estaban muy abiertos mientras miraba de un lado a otro sin saber qué hacer, su boca se movió pero no dijo nada. Respiré hondo, oliendo su aroma, que me había hechizado por completo y me había dado mucha hambre, así que, sin saber muy bien qué hacer, me acerqué aún más y pegué mis labios a los de ella. Me tomó un tiempo descubrir qué había sucedido después del shock, que terminé sufriendo. Sentí un fuerte empujón y luego un ardor en mi cara, que se había girado hacia un lado. La mujer, cuyo nombre ni siquiera sabía, se enfurruñó y me abofeteó, muy fuerte. ¿Que es ella? ¿Stripper o luchadora de MMA? — ¿Pero qué diablos hiciste? No sé cuál es tu estilo, pero no me gusta ese tipo de cosas. Creo que tendremos que deducirlo del p**o. — Hablé con mi mano sobre mi rostro. La pequeña tenía los brazos cruzados y las mejillas rojas como un tomate. Su voz era firme y grosera cuando dijo, mirándome con enojo: — ¿Qué es lo que usted dice? ¿Qué crees que soy, eh? ¿Una puta? – No contesté. Pensé que el portero había dicho que era policía. — Bueno, tal vez no todos los días una mujer policía se viste así, ni mucho menos aparece en mi puerta. ¿De verdad eres policía? ¿Tus jefes te dejan trabajar así? Tan seductora y caliente ... —¡Estaba en una cita! — resopló. —¿Una reunión? ¡Oh, oh! Creo que debo ser mucho más importante para ti que tu novio o novia, así que… — dije sintiendo una punzada de celos. ¿Qué? ¿Estaba ella en una cita? ¡Espera no! ¿He besado a una chica que está en una relación? —Novio. — respondió ella en tono burlón, Y no, Tu no eres importante. —Eso no es verdad. Si no fuera importante, ¿a qué vendrías aquí, eh? ¿Cansado de él? ¿Viniste a darme una multa de tráfico?, aunque no tengo una — ¡De hecho, tienes dos multas de tráfico! Y mi vida no es asunto tuyo. Estoy haciendo mi trabajo. Podría arrestarte por falta de respeto y acoso. — ¿Falta de respeto y acoso? No, pero claro que no. Pensé ... que eras una stripper —¿una qué? — Ella gritó — Que eras amiga de la infancia. — Hablé con sarcasmo y rodé los ojos. –Sí, ya ya, lo entiendo… — Sus manos se cerraron en puños. —No tengo multas de tráfico. — protesté. — De hecho, hay dos. Debe reducir la velocidad al conducir de noche los viernes. Los radares funcionan muy bien. — ¿Es usted un oficial de policía o un oficial de tránsito? ¡Quiero saber! ¿Por qué no me muestra su placa? —¿Quieres ver mi placa? — repitió con los ojos muy abiertos. — Sí. — ¿Por qué no basta la palabra de una mujer? — cuestionó ella, con una vena en su cuello palpitando y casi saltando de rabia. — Eso no es lo que quise decir. — Cerré los ojos y resoplé indignado. —¿De verdad cree que soy un sexista, idiota? — Por supuesto que lo pensé —Dije y ella abrió su bolso y me apuntó con un arma. - Listo. Aquí está. Esta es mi placa. — ¿Me vas a disparar? — pregunté con las manos en alto. – No, aunque realmente si te lo mereces, pero seré amable y no dispararé ... — Dijo y ella apretó los dientes en una sonrisa peligrosa. — Genial, estoy a salvo ... — Esto no podía estar pasando… Maldita sea. Maldita sea. Maldita sea. —Maldita policía. — murmuré Ella enfundó el arma y luego me miró. —¿Qué fue lo que dijiste? ¿Qué soy una maldita policía? ¿Qué? ¿Realmente leyó mi mente? —¿Lees mentes y eres policía? — repliqué, enojado conmigo mismo, porque había sido lo suficientemente tonto como para seguir murmurando cosas en voz alta. Estúpido. —¡Eres un idiota! — Ella exclamo. —y usted es un policía. Oh ... creo que todos tenemos defectos entonces. Pero dime, ¿qué haces aquí? ¿Has venido a arrestarme? ¿Dispararme? ¿Cobrarme una multa de tráfico? — ella se puso seria y miró hacia abajo. La ira todavía estaba allí, brillando intensamente en sus ojos, pero su expresión se suavizó. Me miró profundamente a los ojos, suspiró y se encogió de hombros torpemente y luego dijo —Sr. Álvarez, su hermana tuvo un accidente automovilístico.
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