La pequeña del CEO

Dimitri Petrova Kozlova, quien se estableció en los Estados Unidos hace unos años, con un solo objetivo en mente, construir un impero de casinos junto a su hermano mayor Nicolai. Ellos procedían de una familia adinerada en Rusia, habían desarrollado una pasión por el juego, así que cuando tuvieron la oportunidad decidieron llevar su amor por el juego a construir su imperio de casinos. En su búsqueda por alcanzar sus sueños, Dimitri llego a las vegas y comenzó a comprar propiedades y construir casinos, trayendo a primo para que le ayudaran a administrarlos, lo que comenzó como un pequeño proyecto, se convirtió en un imperio de casinos donde él y su hermano mayor son los dueños. Pero el éxito en el mundo de los casinos también atrajo la atención de la mafia y otros delincuentes que querían una parte de su negocio, sin escudriñar, que su hermano y él provienen de una familia poderosa, ambos tenían que ser astutos y cuidadosos, para proteger lo que les pertenece. La noche está lluviosa, el chofer conduce a una velocidad prudente por las enormes calles de las vegas, se pasa un sitio muy recomendable por los asaltos, todo está tranquilo, es casi de madrugada, Dimitri se siente cansado, sabe que debe cambiar su estilo de vida porque se deteriora con el paso de los años. En eso el chofer se detiene de golpe.  —¿Qué pasó Marcos? — Señor; alguien se me ha atravesado.  — ¿Cómo? ¿Es algún animal…? —Dimitri mira a todos lados antes de bajarse del coche.    —Es una jovencita con harapos, mugrienta y despeinada, está tirada en el pavimento, ¿Qué hacemos?  — ¡¡Maldición!! Marcos ¡La mataste! Solamente esto me faltaba. —No, señor. Le juro que no la atropelle, —dice mientras revisa si está con vida. — Súbela al auto. Alguien se aproxima, no nos conviene vernos envuelto en escándalos. —Dimitri maldice su suerte— ¡Qué demonios! Hoy sinceramente no es mi día. Él se siente frustrado por la calamidad que está pasando de tener a una pequeña en su auto, le ve el rostro demacrado y con señales de golpes, ella anda un vestido desgastado que deja ver sus piernas delgadas y con múltiples golpes como si fueron ocasionados por un látigo o cuerda. Siempre le va checando de que respire, porque lo que menos quiere es que se le muera en su poder. — Llama al doctor, que venga, —le digo al ama de llaves— Te dejo con la pequeña para que la examine el doctor. “Me encamino al estudio para averiguar algo sobre el incidente, llamo a un detective que es amigo mío, le digo que investigue cerca de donde tuve ese percance y averigüe la procedencia de esa chica o niña, no sé que edad tenga, se ve tan pequeña y delgada que es difícil atinarle”. Tocan la puerta —Señor, el doctor quiere hablar con usted.  —Dígale que pase, —entra el médico— Siéntese doctor. Pone su atención en él, quiere saber todo lo que ese hombre de mediana edad le tiene que decir acerca de la chiquilla. Lo ve seriamente y con toda su atención, el médico se sienta para charlar con él. — ¡Gracias! Señor, bueno para empezar, la pequeña está desnutrida, muy debilitada, tiene que llevar un régimen nutricional para recuperar la grasa de su cuerpo, aparte tiene muchos hematomas en su cuerpo, aquí le doy unas recetas de vitaminas, ungüentos y cremas cicatrizantes. También tiene una anemia leve, pero con las vitaminas se recuperará. Le puse un suero para que le ayude, ya le expliqué a su ama de llaves lo que le debe dar de comer y como quitar el suero cuando se termine, si no me necesita me retiro. — Gracias, doctor… Entregándole su cheque.  —Soledad acompaña al médico a la salida. —Si señor. —ella sale guiando al médico, a los minutos regresa— Algo más. — Sí, mañana a primera hora, ve a una tienda y cómprale ropa a la pequeña y lo que necesite. Cuando ella despierte, hablaré para saber de donde es y ahí tomaré una decisión  — Si señor, con permiso… Se recuesta en su silla giratoria, no sabe que va a hacer con ella, al parecer estaba huyendo de algo o alguien de eso está seguro. Se levanta y entra al dormitorio donde está siendo atendida ella, le ve el rostro aseado, es una chica muy bonita, sus pestañas son largas y rizadas, su boca pequeña y labios gruesos, no se explica cómo pudo sobrevivir su cuerpo delata que pasó por muchas cosas malas. Él se retira a su dormitorio, ya casi sale el sol, decide recostarse un momento, la alarma suena, siente que no he dormido nada, se baña para que se termine de despertar, se viste con un traje gris formal, hoy tiene varias reuniones de negocios. Sale de la habitación dejando un destello de su aroma varonil. Pasó por donde está la pequeña huésped, ve su cama vacía, se inquieta y baja buscando a su ama de llaves, se dirige a la sala y nada, pasó al comedor y nada. “¡Vaya!” Se imagina lo peor, después oye risas en la cocina, se apresura a la cocina, para su sorpresa la pequeña convaleciente está más decente, bañada y cambiada con ropa limpia, cuando se da vuelta su mirada lo atrapa, tiene unos hermosos ojos grandes, de color gris claro. “¡Guau!” Son los ojos más hermosos, su cabello castaño claro largo, bien peinado, se quedó sin palabras. —¡Pequeña te ves bien! — se aclara la garganta— Te quiero en mi despacho, tenemos mucho que hablar. Ella lo queda viendo confundida, el ama de llaves le dice que fue quien la rescato, ella sonríe contenta y emocionada, le sigue rápidamente, entraron y él cierra la puerta, le dice que se siente, ella toda tímida le obedece, pero, de repente ella cae de rodillas frente a él, Dimitri se asusta al ver su acción. —Señor, muchas gracias, desde el fondo de mi corazón le doy las gracias, le suplico que me deje quedarme aquí, yo trabajare para pagarle su generosidad. —ella llora suplicando quedarse. —No tienes que suplicar de esa manera, levántate y siéntate para que charlemos. Solamente quiero saber de ti, para tomar una decisión, así que quiero que respondas las preguntas que te haré ¿De acuerdo? Ella asiente con la cabeza, esos hermosos ojos lo tienen impresionado. Dimitri se acomoda y medita muy bien lo que le va a indagar, quiere cerciorarse de que ella no le mienta, porque no va a caer en el chantaje de nadie.  — ¿Qué edad tienes? — Diecisiete años, señor. — ¿Cuál es tu nombre y apellido? —Me han llamado siempre, Mena y apellido, pues no tengo señor, soy huérfana, no tengo padres. Al menos eso me dijeron. —Ya veo, entonces siempre has vivido en un orfanato, ¿me puedes contar tu vida ahí? —Ahí es donde he estado desde que tengo uso de razón, señor, mi vida ha sido muy difícil en ese sitio, y como verá me he escapado a veces prefería morir que seguir ahí, no quiero volver a ese infierno, por favor no me devuelva a ese lugar, se lo suplico —dice llorando… —No vas a regresar ahí, te lo prometo, mejor cálmate, por los momentos estarás a cargo de Fausta, el ama de llaves, harás todo lo que ella te diga, para que te recuperes pronto. Dimitri no quiso incomodarla con preguntas innecesarias, él averiguaría la verdad, por los momentos su objetivo es que la chica se mejore, después verá que hacer con ella, talvez tenga una familia o quiera estudiar, eso dependerá de que se mejore. —Sí, señor, muchas gracias. Obedeceré a lo que me digan. —dándome una hermosa sonrisa. — En cuanto tome una decisión, hablaremos. Puedes retirarte. —Sí señor. Le prometo no ser una molestia para usted. — Puedes ir a desayunar, tómate las vitaminas, Fausta irá a comprarte más ropa, ¡ah! En dónde despertaste es tu habitación, a partir de ahora puedes hacer lo que quieras ahí, más tarde vendrá una amiga, para decorar a tu gusto el dormitorio, ¿estás de acuerdo Mena? —Muchas gracias, señor, usted es mi salvador, no sabe lo contenta que estoy.  —Oh, tu demonio, pequeña, nunca se sabe, —Dimitri ríe a carcajadas— Ve a desayunar. La joven se retira, la felicidad le brota hasta de los codos, no se explica la suerte que tuvo de que un hombre muy rico la haya ayudado, ahora ella se siente libre, respirando aire puro, caminando por una enorme mansión, disfrutando de ver árboles y pájaros cantando. Dimitri recibe una llamada del detective quien le cuenta que en un orfanato cercano hay una alarma del escape de una niña, están movilizándose para encontrarla. Él ha indagado un poco, pero esa joven al parecer estaba en el olvido, nadie la conoce dentro del orfanato, de no ser los que lo administran, pero no le han querido dar detalles de ella. Dimitri está pensativo, le dice que siga con la investigación, que llegue a lo más profundo que pueda de ese caso. Después de hablar con el detective llama a su abogado, ya que está por salir de casa. —¡Halo!   —¡Hola, Harper!, te necesito en mi oficina, ¿crees que puedes ir?, estoy por salir de casa.   —Déjame terminar un pendiente y me doy una cruzada por ahí. —Excelente, te espero… —fin de la llamada. Espera que su amigo pueda resolver su situación tan inesperada.