Se suponía que Adán no debía parecer humano, o agradable para Luna.
—¿Quieres que te folle ahora mismo? —preguntó Adán.
Sus ojos se abrieron de par en par, y no pudo evitar mirar su enorme pene. No solo era guapo, también tenía uno increíble.
—No sé cómo responder a eso.
Adán dio un paso hacia ella.
—Es simple. Tú y yo vamos a tener sexo de nuevo, eventualmente. ¿Te opondrías a acostarte conmigo?
—Sí, me gustaría, pero no ahora—estaba tan cerca cuando dio otro paso ¿Por qué estaba cerrando la brecha entre ellos? Su boca se sentía un poco seca.
—¿Por qué no ahora? —preguntó.
Ella inclinó la cabeza hacia atrás para mirarlo.
—Por qué… — dijo.
Adán extendió la mano y le tocó la cara, ahuecando su mejilla.
Al principio, ella se tensó.
—Algún día, espero que no te estremezcas ant
