—Esto es progreso —dijo Antonio, señalándolos.
Se sentaron muy juntos, tomados de la mano. En el momento en que Adán se sentó, se acercó a Luna y ella hizo lo mismo. Sus rodillas se tocaban y sus manos estaban entrelazadas. Adán estaba preocupado por mirarla. Hoy había ido tan bien con los niños. Estaban emocionados de que él les trajera la playa. Algunos se habían quejado de que no había tiburones, pero él lo consideraba algo bueno, ya que los tiburones significaban la muerte. Varios de los niños e incluso algunas de las niñas estaban fascinadas con los tiburones y a menudo los veían en la televisión, especialmente en documentales. Tenía que encontrarles a todos nuevos pasatiempos. Los tutores todavía estaban en la residencia y lo habían estado todo el tiempo, y los había dejado solos pa
