CAPÍTULO VII CAPÍTULO VIIVesta oyó que el Conde se acercaba, pero no volvió la cabeza, aunque él continuó aproximándose hasta llegar a su lado. V—Te traje tu chaqueta y tu sombrero— dijo con voz pausada—, vuélvete. Ella titubeó un momento antes de obedecerle. El colocó la chaqueta de ella en el lomo del caballo y le puso el sombrero de ala ancha y le ató las cintas bajo la barbilla. —No quiero que se arruine la perfección de tu piel— dijo. Atrajo el rostro de Vesta al de él, como si fuera a besarla, pero se concretó a decir: —Eres tan hermosa… tan increíblemente hermosa. Cuando él la miró, por un instante, ambos se quedaron inmóviles. Algo mágico parecía haberse apoderado de ellos, mientras sus almas se encontraban: El Conde retiró su mano y dijo con voz ronca: —Si vuelves a mira