Adara. — Recuerda llamarme, no olvides que puedes llamarnos hasta en las horas de la madrugada. — Sí, mamá, ya lo has dicho como diez veces. Respondo sonriendo, estamos caminando por el aeropuerto para donde debo esperar mi vuelo, Sam está con nosotros y sonríe divertida cuando nota que me estoy exasperando a causa de mi madre. — De todos modos, iremos en cuanto podamos, no está demás decirte que debes de comportarte bien. — Sí, papá. Desvío un poco la cabeza para poder rodar los ojos, Sam me da un ligero codazo y suspiro. El protocolo de siempre lo realizamos en casi una hora, luego pasamos otros treinta minutos esperando la hora de salida del vuelo, mi mamá me abrazaba todo el tiempo y se encargaba de repetirme la misma cosa muchas, muchas, muchísimas veces. — Mirian, ya déja