Aún cuando ya no tenían nada, ahora mismo se encontraba en su oficina porque habían sido demasiadas veces las que exigió abajo en la recepción hablar con él y no se le había permitido hablar, finalmente Alexander se había resignado a recibirla en su despacho y así era cómo se encontraba ahora allí mismo. Todavía tenía curiosidad respecto a lo que le iba a decir, por lo que no tendría otra opción, que escucharla.
Es lo único que podía hacer, para que por fin lo dejara en paz.
—¿Crees que tengo tanto tiempo como para desperdiciar cada minuto en ti? Marie, soy un hombre muy ocupado todo el tiempo y necesito hacer demasiadas cosas en la compañía, como presidente de esta empresa mis responsabilidades son una carga pesada que aumentan día a día y no puedo estar perdiendo el tiempo, así que p
