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¿Qué podía alegar Clennam después de estas palabras? En su personalidad apocada abundaba la sencillez, en el mejor sentido del término, porque le faltaba mucha experiencia; por su sencillez y su modestia, sólo pudo responder que para él era un placer ponerse a disposición del señor Gowan. Así pues, fijaron el día. Para él era una fecha muy temida y muy desagradable, pero al fin llegó y fueron los dos a Hampton Court. En aquella época parecía que los venerables habitantes de esa venerable mole habían levantado en ella un campamento, como una especie de gitanos civilizados. Las dependencias tenían un aspecto temporal, como si los residentes se fueran a marchar en cuanto encontraran algo mejor; éstos transmitían, además, cierta sensación de insatisfacción, como si estuvieran muy ofendidos po