Capítulo XXIII-3

2628 Words

Sobrevino un silencio que rompió la tía del señor F., que desde su última observación estaba muy derecha, en un estado cataléptico. La mujer se estremeció con violencia calculada para sobresaltar los nervios de los no iniciados y, con la más letal de las animosidades, señaló: —No se puede fabricar una cabeza y un cerebro con un tirador de bronce sin nada dentro. No se podía cuando vuestro tío George estaba vivo, mucho menos ahora que está muerto. El señor Pancks no tardó en contestar con su calma habitual: —Por supuesto, señora, bendita sea, me sorprende oír lo que dice usted. A pesar de la presencia de ánimo del señor Pancks, la intervención de la tía del señor F. tuvo un efecto penoso en los presentes; en primer lugar, porque era imposible disimular que el templo de la razón despreci

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