Capítulo XXXV Lo que había leído el señor Pancks en la mano de la pequeña Dorrit Y llegó el momento en que Pancks, en cumplimiento del acuerdo con Clennam, le reveló toda la historia en la que él hacía el papel de gitano y le contó la buena fortuna de la pequeña Dorrit. El padre de la pequeña Dorrit era heredero legal de una gran propiedad cuya existencia se había ignorado durante mucho tiempo y, sin que nadie la reclamara, había ido acumulando rentas. En aquel momento sus derechos estaban claros, nada se interponía en su camino, las puertas de Marshalsea quedaban abiertas, los muros de Marshalsea habían caído; con un par de firmas de su puño y letra sería extraordinariamente rico. Pancks había seguido la pista de aquellos derechos con una sagacidad inalterable y una paciencia y una d
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